A casi tres semanas de mi regreso de Colombia, sigo con una tos de perro aunque ya menos; contagié a toda la oficina, a mi musa y algunos otros más. ¿Qué no volví a finales de noviembre?, por supuesto mi estimad@ lector/a, aunque usted está leyendo en diferido: estos primeros posts del año se escribieron hace no muchos días (tampoco se me asuste) pero aún el mes pasado. Me gusta esta doblés temporal, desde mi perspectiva es una especie de máquina del tiempo hacia el futuro, como los niños que meten algo en una caja para recuperarlo tras 30 años (si es que algo así ha ocurrido de verdad alguna vez), sólo que en más breve.
Pero también es una máquina del tiempo hacia el pasado, por acumulación histórica. El día de hoy por ejemplo ya puedo viajar hasta cualquier día del 2008 y leer lo que publiqué en esa fecha, que debe estar en una zona temporal acorde con los pensamientos que tenía durante los breves periodos previos y consecutivos. Tal vez, algunas ideas permanezcan iguales a sí mismas, en mí, a lo largo de los años, y al viajar yo hacia el pasado para visitarlas me percate entonces, que quizá yo sea el vehículo en el tiempo de esos conceptos. ¿Soy un medio de conservación y difusión para ideas que quieren permanecer? ¿Soy yo el que quiere que permanezcan y ellas los medios para la conservación de alguno de los núcleos de mi ser? La continuidad de la razón estriba en poder leer hoy a Platón y Aristóteles, y comprender la intención y las implicaciones básicas de su texto. Podría haber distorsión, elementos o referencias desconocidas por mí, pero no se me escapa el tema del que hablan ni la dirección a que apuntan sus palabras.
El blog entonces, es una de mis máquinas del tiempo, con ella escribo en mi presente lo que se publicará más adelante, y leo en mi presente lo que escribí hace no tanto. Los otros artefactos temporales que mantengo son: mi registro de gastos, que de momento sólo apunta hacia el pasado pero cuando aprenda a analizarlo me mostrará posibles futuros a mi alcance; mis libros y lecturas, los que, a menos que se trate de sci-fi (e incluso ahí) sólo muestran el pasado; mi mala memoria y escasa imaginación; y la conversación que sostenemos mi amada y yo. Como creador de posts vivo en la ubicuidad temporal, sin dejar nunca mi presente.
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