22 de febrero de 2009

Avalancha de trabajo

Las dos aplicaciones de video van bien, un poco atrasadas pero bien, he estado entretenidísimo dándole al código, si bien estoy oxidadón porque con las investigaciones y los cursos no había podido programar, me siento mucho más habilidoso, el conocimiento previo se ha asentado, y ahora aunque sigo teniendo que buscar mucho entre la documentación, ya sé donde buscar, y donde está el problema, lo que hace de la actividad algo muy divertido que al final rinde buenos frutos.

Por otra parte, me acaban de sacar de esos proyectos que tan bien van porque acaba de llegar la solicitud de otro desarrollo urgentísimo, que según el director nos podría lanzar al estrellato de la programada (como compañía), y la verdad después de analizar la especificación es un demonial de trabajo. Es tanto trabajo que nos ofrecieron que los días de descanso que tengamos que ir nos los repondrán con vacaciones, y que habrá un jugoso premio, y que si necesitamos más desarrolladores nos los compran... en fin, como si esto último fuera tan fácil. Creo que si nos dedicamos 100% a esas nuevas aplicaciones que se vienen, sin interrupciones ni desvíos, saldrán a tiempo y todos estarán felices y contentos.

Por supuesto tengo que entrarle a todo y con todo, sobre todo porque desde la quincena pasada me subieron el sueldo. Sí, hay crisis, mi dinero vale menos internacionalmente hablando, y localmente hablando también. Podría ver este aumento soberbiamente como lo merecido por el esfuerzo dado, pero decido verlo con agradecimiento para con mis amos. Digamos que la gloria personal involucrada, y el aprendizaje, son excelentes incentivos; mientras que la paga es un finísimo modo de coherción que me mueve a justificar con mis actos la apreciación de valor de la dirección.

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