27 de febrero de 2009

Parecon - La introducción (17 de 20)

Parecon y las Prácticas Visionarias

El el mundo contemporáneo amplios movimientos que apoyan aspiraciones similares luchan por todo el globo para mejorar las vidas de las poblaciones más desposeídas y estafadas del planeta. Algunos de los afanes presionan a las élites para alterar benéficiosamente las instituciones ya existentes. Otros esfuerzos buscan generar instituciones nuevas para ''vivir un futuro en el presente''. Algunos empeños son pequeños y locales. Algunos otros engloban regiones geográficas enteras. Cuando vemos un índice de las prácticas visionarias, podemos reconocer muchos de los razgos distintivos que nos han conducido a los razonamientos presentados en este libro. Es decir que Parecon no se anda por las nubes, y nace de las aspiraciones y el entendimiento de un inmenso rango de esfuersos de activistas. Aquí hay algunos ejemplos.

Casi todos los breves casos en que los trabajadores y consumidores han alcanzado un mayor control de sus propias condiciones, han incorporado históricamente tanto en localidades como en empresas, democracia e instituciones de organización directa. Estas han sido llamadas consejos o asambleas, aunque también se les ha dado otros nombres. Su característica común, sin embargo, ha sido proveer un vehículo directo para que la gente se desarrolle, refine, exprese e implemente programas personales y colectivos. Tanto los triunfos de dichos esfuerzos, como el hecho innegable de que fuerzas contrarias los destruyeran repetidamente, alimentan e informan ya nuestra defensa de los consejos de trabajadores y consumidores en parecon como nuestros esfuerzos para concebir un contexto en el cual dichos consejos puedan prevalecer en vez de ser desechados.

A lo largo de la historia de las luchas en contra de la injusticia se ha prestado gran atención a los asuntos de la igualdad y específicamente a la idea de que la gente debería disfrutar posibilidades de vida justas y apropiadas. Deberíamos ser capaces de ganar un poco más o un poco menos por medio de nuestras elecciones, definitivamente, pero no por razones indignas. En tiempos de alzamientos y gran determinación como durante las batallas anarquistas españolas, o anteriormente en la comuna de París, y también en muchos otros momentos así como huelgas nacionales mayores en el Oeste para apoyar a movimientos por la libertad en el Este y el Sur, los impulsores de la justicia económica se han dado cuenta que hay algo espantosamente incorrecto en remunerar más a aquellos que disfrutan de trabajos más satisfactorios y a aquellos que tienen mayor voz en la vida social, que a aquellos que hacen trabajos más repetitivos y dañinos y tienen menor voz en la vida social. La precedencia que da parecon a la remuneración de esfuerzo y sacrificio únicamente, brota de esas aspiraciones y al mismo tiempo les da una sustancia más precisa de la que han gozado previamente.

No hay comentarios.: