28 de febrero de 2009

¿Ruralizar al citadino?

Ok, vamos a ver, en el Grupo Vicente Guerrero utilizan toda una serie de técnicas respetuosas con el medio y con mayor visión de futuro que las usadas según el modelo actual de desarrollo económico, se organizan como comunidad en que hay grupos de personas designadas periódicamente por la asamblea comunitaria y encargadas de algunas labores, con un presupuesto, etc. Lograron organizarse en el pueblo para comprar un manantial aledaño y las 27 hectáreas circundantes al mismo, y así garantizar su abasto de agua corriente permanente (mientras que en otros pueblos de tlaxcala sólo tienen agua tres veces a la semana). Toda su basura orgánica se reintegra al suelo, tratan el 100% de sus aguas negras, y aunque hay un presidente del consejo las decisiones importantes pasan siempre por la autorización del consejo de ancianos.

Al lado del terreno del manantial, hay otro terreno de cinco hectáreas, y según nuestro guía estaba a la venta. Pero cuando le mencioné que no estaría mal que [el grupo de turistas que íbamos] lo compráramos para irnos a vivir allá, lo tomó a broma y dijo que antes que eso lo compraría él porque le gustaba mucho ese lugar. Luego por voz de Pánfilo supimos que mudarnos cerca e integrarnos a la comunidad era precisamente una de las cosas que necesitaban ser autorizadas por los ancianos. Para como somos de irreverentes seguramente nos olfatearían y negarían el derecho de ciudadanía...

Ese es un grave problema: digamos que somos la vanguardia de los citadinos que se reintegran a la ruralidad para desestresar al sistema, entonces tenemos que convencer a los que ya están en el campo (con toda su territorialidad, su religiosidad y su machismo) de que nos acepten como somos y nos dejen vivir a su lado. Si no los convenciéramos por las buenas, tendríamos que quedarnos en la ciudad, o colonizarlos por las malas y entonces ya valió madres nuestro idealista esfuerzo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te ganas el favor de unos ancianos y te brindan el derecho de trabajar unas tierras y vivir de tu trabajo.

Te ganas el favor de Slim y tienes el derecho de varias audiencias con súbditos suyos de alto rango para evaluar tu trabajo que es de naturaleza muy abstracta y si es como ellos lo quieren te dan dinero y con ese puedes ir y comprar el favor de un supermercado que a su vez compró el favor de etc. en una cadena larguísima que termina en el trabajo manual de alguien en algún campo.


La mayoría de las personas que conozco nacieron así, sin tierra y sin lana, y tienen que abrirse brecha por sus méritos.


Creo que es más dificil ganarme el favor de Slim que ganarme el favor de un consejo de ancianos. Creo que mi espiritualidad es más compatible con la hipotética religiosidad cristalizada de los ancianos estos que con la rapacidad de Slim.

Pero es una falsa disyuntiva. En realidad tendría que ganarme el favor de ambos. De Slim primero, para conseguir dinero para comprar tierras lejos de la ciudad ponsoñoza. Y luego de los ancianos guardianes desas tierras.

Conseguir mis medios de vida a través de escribir programas y venderlos tiene muchas muchas externalidades. A través de cultivar alimentos directamente tiene muchas muchas menos.


Vivir en las ciudades es muy cómodo. Son las instalaciones de lujo. Hay menos polvo, menos lodo, menos mosquitos-víboras-lobos-feroces. La labor de oficina es muy cómoda: estás ahí sentadito pensando. Viajar en coche es más cómodo que ir caminando, vas ahí en una cápsula de vidrio y metal, con tu aire acondicionado y oyendo música. Comprar es más fácil que producir, nomás tienes que elegir lo que te gusta. En la ciudad a cambio de unas monedas una compañía te representa una obra de teatro o un guardián te deja ver unas pinturas o una orquesta entrenadísima toca música bien sofisticada para ti. Además está el genuino Lujo, pero para ese sí que tienes que tener dineros.

Desde un punto de vista material al citadino le va mejor que al rural. ¿Por qué querría alguien degradar su estilo de vida?

¿Por qué, en verdad?


¿Por qué?

Anónimo dijo...

A nadie le conviene degradar su estilo de vida. Y, de hecho, la idea de ruralizarse, para ser viable, NO debe acompañarse de una degradación en la comodidad, porque si no, ya valió madres.

Tons en efecto, el éxito en la ruralización del citadino depende de la calidad de la infraestructura diponible en el campo para él.

Y bueno, de muchas otras cosas que ya hemos platicado y que me da flojera comentar acá porque ps no mamen.