He estado pensando muy seriamente en dar por terminado este esfuerzo bloggero. Por el nombre, se supone que es el infinito perpendicular porque representa una "permanente" alegría que llevo en el cuerpo-alma-y-mente gracias a estar con mi musa. Es decir, hacia el pasado (desde los cortoplacistas términos humanos) está un infinito, y hacia el futuro otro, esos dos, unidos en el medio por mi brevísima existencia, serían el infinito digamos que horizontal. Mientras que la vida, y mucho más los momentos de intensa alegría, son para mí otros tipos de infinito, unos que se inscriben perpendicularmente al otro, el horizontal, y desde el cual son menos que nada, pero desde la nada que representa en la eterna línea temporal mi paso por el universo, son algo, algo infinito en otro plano para mí.
En los últimos meses he tenido cuantiosos momentos de frustración y desesperación al intentar hacer llegar algún mensaje hacia mi amada y supongo que viceversa. Los momentos disfrutados se han reducido a nada. Cero. Esfumados por completo. Y todo apunta hacia un desenlace de alejamiento y temible olvido entre los dos. Pero también podría alegrarme, pues según un micropoema del Borges, "La meta es el olvido / Yo he llegado antes", o algo así... Por otra parte, tengo un compromiso con mis traducciones, ¿tendría acaso que pasarlas a otro blog?, ¿que dejar de escribir asuntos cotidianos y publicar sólo lo que me falta de Parecon? Bah, no lo sé, de momento seguiré aquí. ¡Ah!, grandísima tristeza mía, gracias por (al menos tú) hacerme compañía (música de melodrama azotado)... De algún modo mi esperanza sigue viva, qué absurdo que quiza tenga que matarla yo mismo.
11 de mayo de 2009
Casi casi claudicando
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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