27 de mayo de 2009

Incongruencias de la congruencia

Cuando tomaba clases de piano sabía que si no practicaba diariamente, por lo menos una hora al día, mi habilidad no crecería, que habría ciertas piezas que se mantendrían fuera de mi alcance, y que nunca alcanzaría altos niveles de improvización. Porque como en todas las cosas, para improvisar y mejorar se requiere mucha práctica: sólo manejando a fondo y a la perfección las tablas y los básicos puedes usarlos luego a tu antojo, de lo contrario uno permanece acartonado y a lo más que se puede aspirar es a interpretar una que otra vez, y sin errores, algunas pocas (y siempre las mismas) piezas musicales.

Otro tema pero relacionado: al psicoanálisis le supongo cierta utilidad que tiene que ver con una especie de descarga emocional al estilo de la confesión auricular que usan los católicos pero sin la finalidad moralizante ni disculpabilizadora por medio de penitencias. Tengo la idea (y creo que no soy el único) de que el ser humano es el animal cuentista (o fabulador). Los individuos de nuestra especie debemos inscribirnos en una narrativa para "percibir" algún tipo de sentido. Por lo que al ir ante alguien a quien le pagamos para que nos escuche nos ponemos a platicar la trama en la que nos creemos (o estamos) inmersos, explicándonosla y entendiéndola mejor mientras la narramos.

Si además el/la analista es inteligente, agudo/a, y tiene muchos conocimientos y mucha experiencia de vida, nos puede señalar detalles que pasamos por alto o tomamos a la ligera, y hacernos ver que hay algo ahí que no habíamos visto, o no habíamos querido ver. Esos detalles son las llamadas incongruencias, aquello que desde el punto de vista narrativo (según un "principio de realidad") no funciona, o no tiene lógica, o suena inverosímil o absurdo.

Ahora bien, la doctora que me analiza alega que la función del psicoanálisis es (no una descarga emocional confesional sino) ayudarme a cazar las incongruencias, enseñarme a escucharme con la misma atención que ella me pone para que luego yo solo pueda descubrirlas.

Pero en su discurso yo encuentro una que otra incongruencia, por ejemplo: si se tratara de entrenarme para lograr hacer solo lo que de momento ella me ayuda a hacer, la meta final sería prescindir de su tutela. Entonces como maestra debería plantear un método de estudio, darme literatura, proponer ejercicios diarios, establecer algunos plazos, tener un modo transparente de evaluar mi avance, etc. Es decir, tendría que plantear el esfuerzo (como con el ejemplo de las clases de piano arriba mencionado) tras el cual yo podría ser capaz de adquirir el grado de maestro, al menos en cuanto a mi propio discurso.

No existiendo dicho plan de estudios, y sabiendo que represento para ella 2800 pesos al mes de ingresos a cambio de 4 horas de su tiempo, es decir, sabiendo que no hay un gran incentivo para acelerar mi aprendizaje en detectar mis propias incongruencias, me parece más congruente mi hipótesis fabulista y confesional, no que esté mal, sus cuestionamientos han sido como acercar una lupa a mi propio discurso, pero pongo en duda el que yo aprenda su método (adquirido después de años de carrera y maestría y tal vez hasta doctorado, además de los de vida y experiencia profesional) gracias a una sesión semanal, y por tanto que ese pueda ser el objetivo del análisis.

2 comentarios:

Caminante dijo...

¡¡2800!! pesos al mes, eso es ordeñar a los pacientes.

A lo mucho deberían ser 1600 pesos al mes y con 2 sesiones semanales de hora y media y enseñándote ejercicios o dejándote tareas.

Yo sugiero que cambies de terapeuta y que de preferencia tenga otra orientación, de preferencia cognitivo-conductual y veras que se ajusta a tu expectativa del penúltimo párrafo de este post.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con la persona del comentario anterior...2,800
$otes es un ROBO..aunque sea muy buena la tipa (o estuviera muy buena) yo no los pagaba. si acaso y màximo la tercera parte dello.
(espero que sea muy buena y/o estè muy buena)