Un día después de cumplir mi primer quincena en el trabajo nuevo saldrá este post. Mientras tanto, por la información que he obtenido por parte de excompañeros de donde solía laborar, parece que cunde entre ellos la percepción de barco a la deriva en un huracán y cerca de costas rocosísimas. Sienten que están en una nave cuyo capitan es loco pero no intrépido, o es arrojado pero no visionario, o es soñador pero incapaz de delinear una dirección concreta, o que dirige pero directo hacia el abismo... Resumen: hay miedo, incertidumbre y duda (¿justificados?).
De algún modo mis ex-colegas huelen la desgracia del naufragio y están buscando con bastante celeridad como abandonar el navío, de preferencia abrazados a un sólido y flotante trozo de mandera, con la esperanza de ir hacia buques o fortalezas más grandes y más capaces de soportar el mal clima económico mundial, o incluso hacia tierra firme, si esto fuera de algún modo posible (¿gobierno, instituciones internacionales?). Yo la verdad les deseo lo mejor de lo mejor tanto a mis viejos compañeros como a mis antiguos jefes, ojalá surjan muchos proyectos y los capitalicen jugosísimamente, o quiera dios que le peguen al gordo, o que por lo menos se conviertan en buenos proveedores fieles y constantes para algunas cuantas empresas, y de ese modo saquen suficiente para pagar su operación y además tengan algunas ganancias anuales que repartirse.
Es curioso como ahora que los veo desde la distancia de otra perspectiva hasta les tengo un poquito de compasión a los anteriores compradores de mi tiempo y mis servicios (iba a poner: "a mis anteriores dueños", por un lapsus remanente en mi memoria genética desde tiempos inmemorables). Si en una de esas logro construir mi propio barco y me va bien, y me compro del sistema de esclavos a sueldo en que vivimos el 98% de los humanos habitantes deste planeta, y me mantengo con éxito suficientemente independiente, seguro que si me los encuentro en mi camino seré amistoso y cordial con ellos; si a pesar de todo triunfan, me acercaré a felicitarlos y a proponerles good-business, y si como es sensatamente de esperarse fracasan, les ofreceré paternalmente ayuda a cambio de algunos servicios, o de algún tiempo dedicado a mi favor y bien negociado para que no abusen.
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