Me parece que la analista hace bien su trabajo en cuanto a que me deja pensando. Pero por lo general concluyo que no estoy de acuerdo con como el 80% de lo que me dice al final, en la síntesis. Por ejemplo, en un momento dado me dijo que en mi pareja con mi amadísima compañera tenía que asumir mi lugar (rol, papel, posición) del Hombre, que de algún modo tenía que ser el que resolviera las situaciones, el que abrazara y protegiera a mi musa frente a cualquier altercado o ante cualquier perturbación, en resumidas que tenía que ser su "charro". Que ante aquello que la preocupara yo tenía que despreocuparla y ocuparme, o al menos dar la impresión de tener todo bajo control.
Yo por supuesto no estoy de acuerdo con lo anterior. Por asociación no tan indirecta me recuerda el chiste del que pide que le pasen el remedio para picaduras alacrán no porque el arácnido ya le hubiera inyectado su veneno sino porque éste apenas se estaba aproximando. Lo ridículo de ese personaje es que ve acercarse al peligro y no está dispuesto a mover ni un dedo para evitarlo, y ya mejor, "resignado", solicita una solución "preventiva" para el desenlace más probable. Tambien me recuerda cuando mi hermana se aprovechaba de nuestro papá, aun cuando ella era más ágil y joven, probablemente estaba sentada en un lugar de la mesa más próximo a la cocina, y solía pedirle a nuestro viejo que si "le traía" un trozo de queso (o la sal, o el aceite, o una fruta, etc) del refri (o a algún otro mueble), y con su petición "hacía" levantarse a nuestro padre e ir por lo solicitado sin que él tuviera ninguna necesidad de hacerlo, abusando de este modo del cariño que él le profesaba.
No señor, los dos somos seres humanos, los dos tenemos manos, cerebro y bastante inteligencia, y sabemos usarlos en nuestra realidad cotidiana y en situaciones bien concretas. Entonces la analista me pregunta que porqué soy tan mezquino siendo que puedo dar más, e insinua además que tengo más que dar, y por supuesto: que da más el que más tiene (cuánta seguridad en que: ya sea o yo tengo más o bien necesito menos, pongo en duda este principio). Duh, seguramente le dice eso a todos, seguramente todos sus analizantes nos quejamos de las inequidades cotidianas, de lo que vemos como un trato injusto, que, bien visto podría no serlo, pero hay que verlo bien, y no resignarme a creer vanidosamente que como de por sí "tengo más, siempre seré yo el que dé más".
Creo que para la próxima sesión se la voy a voltear: precisamente "tengo más" porque me he movido y me he puesto en acción para obtenerlo, y entonces sé que el mayor bien para la otra parte no es que yo le ceda mis excedentes sino que la inste a hacer más por sí misma. Si con la riqueza que "aporto" a la relación nos la pasamos de pelos, imaginémonos lo que pasaría si los dos estuviéramos en posibilidades de dar más. ¿Es más amoroso el que alimenta a una persona un día que el que le enseña (con su ejemplo) e insta al otro a pescar?, ¿No es denigrante para la otra persona asumir que tiene menos que dar y que necesita nuestra asistencia?, ¿No es mejor tener expectativas altas y tener en alta estima al ser amado en cuanto a sus capacidades y posibilidades?
Ya sé, ya sé, en estos meses estamos en una situación de excepción, mi compañera sufre cambios físicos, está embarazada, tiene movilidad limitada entre otros padecimientos. Y claro, no voy a ponerme a exigirle mayores esfuerzos de los que ya de por sí está llevando a cabo. Lo cual no quiere decir que nulifique mis expectativas ni mis esperanzas de ser para ella un buen compañero dispuesto a darse, y de recibir della de vez en cuando algún gesto de confirmación.
31 de julio de 2009
Tener más y dar más
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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