9 de octubre de 2009

Episodios cotidianos sueltos en fa menor

Para cambiar de departamento empecé a guardar todo en cajas. Inicié por el librero y luego guardé casi todos los libros que encontré en casa, excepto los relacionados con la mater-paternidad, y los que necesito para la carrera universitaria de letras hispánicas. Luego de cerrar todas las cajas y acomodarlas en donde solía estar la sala me percaté: guardé también Baudolino, así que no podré leerselo a mis amadas compañera e 'hijita in-ventris' hasta dentro de algunos días que ya nos hayamos cambiado y hayamos desempacado.

El miércoles pasado fuimos al seguro y la doctora que nos atendió también nos regañó: mi amada ha ingerido comida chatarra y mucha sal y ha bebido refrescos, así que la inchazón de sus pies se ha incrementado a tal grado que no le queda prácticamente ningún par de sus zapatos; todavía le falta un poco para poder ponerse los míos así que está condenada a andar descalza de aquí a que nazca la beba... Si la cosa sólo fuera respecto de la vestimenta no habría habido necesidad de reprimenda médica, el problema es el riesgo de preeclampsia, enfermedad misteriosísima aún no del todo explicada que puede ser fatal para ambas, literalmente (no literariamente). Así que ahora tendremos que ser super cuidadosos con lo que comemos, las cantidades, la cantidad de sal que le ponemos, etc.

En el curso psicoprofiláctico la instructora hizo la distinción entre dolor y sufrimiento. Entonces le pregunté cual era la diferencia y según ella el dolor es algo meramente físico, algo inevitable en muchos casos y circunstancias; mientras que el sufrimiento tiene que ver con cómo lo padeces, con una actitud ante el dolor, y es algo más bien psicológico. Luego se me ocurrió que en cierto punto también habló de "sufrimiento fetal", pero entonces, ¿es psicológico?, ¿está bien usado el término "sufrimiento" en ese contexto?

1 comentario:

óscar dijo...

Ah, no había considerado la diferencia entre dolor y sufrimiento. Muy interesante, muy.