El departamento en el que vivimos mi amada y yo se ha ido llenando de bolsas, cajas y paquetes con diversas cosas para la bebé próxima a nacer, de modo que si entra algo más nos salimos ella y yo. Creo que ya nos quedamos con un nombre que suena grave y dulce a la vez. Ya tenemos tres cajas repletas de ropita, un bambineto y un Moisés, además de tres paquetes de cuarenta pañales biodegradables de etapa uno 1 uno. El viernes pasado mi musa y yo fuimos a expotubebé-y-tú y la anduve paseando por los pasillos atestados de mamás y mujeres embarazadas en una silla de ruedas. Me gasté una lanota y no fueron tantas cosas, cinco mamilas, un esterilizador de microondas, cremas antirozaduras, un par de prenditas de ropita, juguetitos, un cangurote para cargar a la criaturita y unas toallitas. Por si eso fuera poco el domingo fuimos a Home depot de lomas verdes y compramos cosas para cuando nos cambiemos al nuevo departamento.
El nuevo depto tiene tres recámaras cada una con clóset. Está en un primer piso, según esto cuenta con una gran cisterna y sólo son tres inquilinos (por lo que no debería faltarnos agua), la cocina es grande, hay una sólida reja de acero en la entrada de nuestro piso, y nos mudaremos, si todo va bien, el próximo domingo a más tardar. Mientras tanto mi compañera está super chipil y ultra sensible la mayor parte del tiempo, demanda mi atención muy seguido, y se ofende conmigo con gran facilidad. Supongo que me la estoy tomando con demasiada calma para sus ideales. Como no he suspendido mis intenciones de estudiar, de escribir, de descansar y de analizarme, se desespera conmigo y me reclama que no sea el Hombre que supuestamente tendría que ser. Lo que no sabe es que seré un padre amorosísimo y dedicado, y pasaré mucho afectuoso tiempo con la bebé.
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