Pero la ley de la propiedad burguesa no es un amuleto mágico contra las consecuencias de la tecnología burguesa: la escoba del aprendiz de brujo seguirá barriendo, y el agua seguirá subiendo. Es en el campo de la tecnología en que la derrota de la propiedad ocurre finalmente, cuando los nuevos modos de producción y distribución revientan las cadenas de la ley obsoleta.
Todas las clases precedentes que se hicieron del poder, buscaron fortificar su status recientemente adquirido sujetando a la mayor parte de la sociedad a sus condiciones de apropiación. Los trabajadores del conocimiento no pueden convertirse en los amos de las fuerzas productivas de la sociedad, excepto si abolieren su particular modo de apropiación previo, y por tanto, tambien cualquier otro modo anterior de apropiación. La suya, es una dedicación revolucionaria a la libertad: a la abolición de la propiedad de las ideas, a una libre circulación del conocimiento, y a la restauración de la cultura como un bien comunitario simbólico que compartimos todos los seres humanos.
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