22 de octubre de 2009

Mi producto invisible

He estado pensando respecto del debate sobre la carne, creo que próximamente pondré mis conclusiones al respecto no sólo porque el tema haya sido el hit que fue en los comentarios, sino porque además creo que obtuve algunos insights al respecto. Por ejemplo, me di cuenta de que mi producto es la moderación. Sí, claro, me reprenderán, ¡cuánto te moderas en este blog que sale diario!

Digamos que me sitúo en algún punto entre no escribir nada nunca y escribir un post y cinco comments por hora. Digamos también, que hay otro punto entre fumar sesenta cigarrillos al día y jamás fumar ni uno solo, nunca, en el que estoy. O también digamos que hay quien come carne en el desayuno, la comida y la cena, todos los días de su previsiblemente corta vida (o al menos desde que puede decidir efectivamente) y quien se abstiene por completo desde cierto momento de su existencia y para siempre de ahí en adelante. En algún punto entre los extremos exceso-abstención, está la moderación que me gusta tanto.

La moderación para mí es suprema porque combate al estado clínico, al estado sobreprotector que piensa que sus individuos, incapaces de decidir por sí solos, en lugar de educarse para lograrlo, ya sea deben ser obligados a obedecer o bien ser internados en alguna institución si trasgreden las normas que la sociedad (de los más ricos, reaccionarios y retrógradas) le ha encargado imponer.

La abstención no se permite a sí misma ninguna probada de aquello que rechaza; y el rechazo es porque: o bien se abstiene uno de lo que considera moralmente malvado, o bien se abstiene uno de la tentación de lo más fuerte que uno mismo (o de lo que a uno no le gusta, pero ya se sabe, el gusto es asunto "solamente" personal). El exceso quiere surtirse permanentemente de aquello que lo calma momentáneamente, y se entrega a su objeto de manera total y completa, sin consideraciones ulteriores y disculpándose de antemano de su debilidad. La moderación es saber disfrutar de un placer de vez en cuando, cuidando de no caer de más en los excesos; es un movimiento que no se disculpa por la debilidad ni trata de prohibir aquello "más fuerte" que uno; es algo que pone la responsabilidad en el individuo, no que lo disculpa por su debilidad o por la extrema fuerza de lo que lo podría arrastrar.

Otro insight fue respecto a las diferencias en la moralidad. De hecho, saber que otros valoran más lo que uno valora menos, o que yo valoro más algo que otros menos, es algo que debería ser aceptable dentro de ciertos límites. Lo que vi en el debate fue que se me acusaba de cínico por no compartir la moralidad de mis amigos. Pero yo no me considero un cínico, yo también tengo mi escala de valores y me muevo dentro della sin trasgredir ciertas normas y pautas. Así, para decir que alguien es un cínico se debería hacer desde su propia escala de valores y no desde la de quien denuncia. Asumir que todos tenemos o debemos tener el mismo sistema de valores es querer uniformar, y tal vez desde una óptica autoritaria sea lo correcto, pero desde la mía, según la cual valoro más la diversidad, no lo es.

También está el insight de la verdad, el de la filosofía, el de los ataques personales (en los que también yo caí), y el de entender la apertura y tolerancia así como sentir el afecto de mis amigos aún cuando se hayan encendido enormemente al comentar en el blog.

1 comentario:

óscar dijo...

Yo considero que sí hubo cierta dosis cinismo, por lo menos "retórico", en el estilo que manejaste antes. Ahora lo has meditado realmente y tienes argumentos mucho más sólidos y mejor expuestos. A mí lo que me motivó al debate fue el que equipararas mis ideas como religiosas. De religioso tengo lo que arielSharon tiene de palestino. Eso sí que no lo tolero, e invariablemente me siento instado a contraatacar con ímpetu.