6 de junio de 2010

Vertiginosa y listada recta final

Voy en el capítulo 17 de 21 del de Vertigine della lista, dedicado a las enumeraciones caóticas, que son listas de items aparentemente sin relación entre ellos, en él Umberto Eco pone como ejemplo principal la clasificación hecha en la enciclopedia china titulada Emporio celestial de conocimientos benévolos, citada en El idioma analítico de John Wilkins, de Jorge Luis Borges, y según la cual, los animales se clasifican en: (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (1) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas. Una clasificación que seguramente hizo reír mucho internamente a Borges mientras la compilaba.

En el capítulo anterior, El exceso coherente, el enormísimo filósofo y autor italiano se cita a sí mismo y da como ejemplos finales del tipo de lista que describe en ese tramo, dos fragmentos de su propia obra literaria. El primero de El nombre de la rosa, en el que Adso describe lo que le narró Salvatore con respecto a su vida errante, hilándolo después con una enorme lista de los desheredados y defraudadores que vio por los caminos de Italia a lo largo de su vida. El segundo es un trozo del capítulo 28 de Baudolino, cuando llegan frente al Sambatyon, mítico río de piedras que impedía el paso a las tierras del preste Juan y sólo se detenía en Sabbat, y detrás del cual se encontraban las tribus perdidas de Isarel. Opino que está cabrón que uno se autocite, pero como correspondía al tema y como los textos mencionados tienen un gran nivel de calidad, ps los puso, a ver, díganle algo.

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