- Economía
A diferencia de los demás, este argumento por lo menos adopta un enfoque legítimo sobre el tema. Se basa en un objetivo válido, satisfacer a los usuarios de software. Y está empíricamente demostrado que la gente producirá más de algo si se le paga bien por ello. Pero el argumento económico tiene una falla: se basa en la presunción de que la diferencia es sólo cuestión de cuánto dinero se debe pagar. Asume que lo que queremos es «producción de software», tenga el software dueños o no.
Las personas aceptan gustosamente esta presunción porque está de acuerdo con nuestra experiencia acerca de los objetos materiales. Considera un bocadillo, por ejemplo. Es posible que puedas conseguir un bocadillo equivalente ya sea gratis o por un precio. Si es así, la cantidad que pagaste es la única diferencia. Tanto si lo tienes que comprar como si no, el bocadillo tiene el mismo sabor, el mismo valor nutricional, y en ambos casos te lo puedes comer sólo una vez. El hecho de si el bocadillo lo obtienes de un dueño o no, sólo puede afectar directamente a la cantidad de dinero que te queda después. Esto es cierto para cualquier objeto material, el hecho de que tenga o no tenga dueño no afecta directamente a lo que es, o a lo que puedes hacer con él si lo adquieres. Pero si un programa tiene dueño, esto afecta en gran medida a lo que es, y a lo que puedes hacer con una copia si la compras. La diferencia no es sólo una cuestión de dinero. El sistema de dueños de software incentiva a los dueños del software a producir algo, pero no lo que la sociedad realmente necesita. Y causa una contaminación ética intangible que nos afecta a todos.
¿Qué es lo que la sociedad necesita?. Necesita información que esté de verdad a disposición de sus ciudadanos; por ejemplo, programas que las personas puedan leer, corregir, adaptar, y mejorar; no solamente ejecutar. Pero lo que los dueños del software típicamente ofrecen es una caja negra que no podemos ni estudiar ni modificar.
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