Algunos desarrolladores de software libre ganan dinero mediante la venta de servicios de soporte. En 1994, Cygnus Support, con alrededor de cincuenta empleados, estimó que alrededor del quince por ciento de la actividad de su equipo era desarrollo de software libre, un porcentaje respetable para una compañía de software.
A principios de los 90, algunas compañías, incluyendo Intel, Motorola, Texas Instruments y Analog Devices, unieron esfuerzos para financiar el desarrollo continuado del compilador de GNU para el lenguaje C. La mayor parte del desarrollo de GCC todavía se realiza por desarrolladores a los que se les paga. El compilador de GNU para el lenguaje Ada fue financiado en los años 90 por la fuerza aérea de los Estados Unidos y, desde entonces, su financiamiento continuó a través de una compañía formada específicamente para este propósito.
El movimiento del software libre todavía es pequeño, pero el ejemplo de la radio «mantenida por la audiencia» en los Estados Unidos muestra que es posible mantener una actividad grande sin forzar a cada usuario a pagar.
Como usuario de informática de hoy en día, te puedes encontrar usando un programa privativo. Si un amigo tuyo te pide hacer una copia, estaría mal negarse a ello. La cooperación es más importante que el copyright. Pero una cooperación clandestina no contribuye a mejorar la sociedad. Una persona debería aspirar a vivir una vida honrada abiertamente, con orgullo, y esto significa decir «No» al software privativo.
Te mereces poder cooperar abierta y libremente con otras personas que usan software. Te mereces poder aprender cómo funciona el software, y enseñar a tus estudiantes con él. Te mereces poder contratar a tu programador favorito para corregir el software cuando falle.
Tú te mereces software libre.
Este ensayo se publicó en Software Libre, Sociedad Libre: Los Ensayos Seleccionados de Richard M. Stallman.
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