2 de marzo de 2009

Llevar la ciudad al campo

Desgraciadamente, en Españita, Tlaxcala, se mantiene un patrón que los despoja del setenta por ciento de los hombres jóvenes, que emigran hacia la ciudad o los E.U. ¿Por qué es que las luces de la gran colmena citadina emboban a los jóvenes campesinos que dejan el trabajo rural? En otros lados puedo creer en la miseria, en una carestía tal que los obligue, pero ahí de donde es el Grupo Vicente Guerrero (GVG) no tanto, y sin embargo así es. He observado en mucha gente esa actitud de que: "del otro lado de la cerca el prado es más verde", pero habrá que preguntarse porqué, una comunidad organizada y preparada sigue despoblándose de jóvenes desinteresados de la tierra y de sus frutos.

Durante el viaje a GVG, en la noche del primer día abogué por la Ciudad. No la ciudad de México, que me parece desproporcionada y monstruosa, sino por ciudades que han estado ahí desde hace miles de años y no por ello implican (o han implicado) una enorme merma ambiental. La ciudad es donde puede haber hospitales, universidades, teatros, museos, salas de conciertos, instalaciones para hacer deporte, librerías y grandes bibliotecas. Es el lugar donde convergen muchas culturas y se impregnan, mezclan y complementan entre ellas. La tan edenizada ruralidad, por falta de diversidad hereda a sus habitantes instituciones cristalizadas como el patriarcado y el machismo, igual que una religiosidad semibárbara entre otras cosas. Así pues, a mí no me atrae por lo tanto irme al campo en esas circunstancias.

Pero ¿qué hay de cambiar las circunstancias?, imaginemos que se lograra llevar beneficios citadinos al campo. Que los servicios de salud e higiene no fueran un problema, que se pudiera garantizar una educación de cierto nivel a los hijos de los campesinos, que hubiera acceso a exposiciones, libros, recitales musicales, obras de teatro, etc. Me pregunto: ¿cómo podría citadinizarse la ruralidad y enriquecerla, sin que dejara de ser algo más tranquilo, y tal vez más sano, que la vida en la Ciudad?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Us-them. "Los hijos de los campesinos", dices.

Tú que vives en la ciudad: ¿vas a muchos museos-obras-conciertos? ¿recibiste educación universitaria?

Seguro, vas a más que los habitantes de Españita. Pero esta ciudad no está organizada en torno a proveer la máxima exposición de sus habitantes a La Belleza o La Cultura. Está organizada en torno a La Industria.


De alimentar tu espíritu estoy seguro de que te harías cargo con gran efectividad ahí en donde estuvieras.

La solución que la ciudad da al problema de alimentar el espíritu es un poco como la que algunos citadinos dan al problema de ejercitar sus cuerpos: irse en coche al espining.