9 de marzo de 2009

Los buenos no ganan

Hace ya tiempo, en junio del 2006, leí en TomDispatch un artículo de Robert Dreyfuss que explicaba porqué, esa idea que los medios venden de que al final los buenos siempre ganan, es igual de estupidizante que el catastrofismo del que escribí hace pocos posts, porque pone a las personas a la expectativa de que salte el superhéroe, o llegue la policía o el ejército, o suceda un milagro y los malos se arrepientan, o de que los malos no sean tan malos y se pueda negociar "honestamente" con ellos, porque: todos tenemos necesidades. El autor del artículo se centra en intentar identificar a los llamados good guys, primero, sin poderlos encontrar en el campo gringo. Luego explica porqué, en términos de control del territorio, el ejército más poderoso del mundo no está logrando más que mantener las posiciones, y eso con bastantes pérdidas; pero con tanto capital y firepower que lamentablemente, tal vez prevalezcan.

Supongo que de hecho, en un mundo en que como dice Albert "la basura se eleva" hasta posiciones encumbradas, los buenos no suelen ganar. Así que, si pienso en mí y mi compañera, y mis amigos y familiares, como en "los buenos", nos estaría condenando a que: idealmente deberíamos ganar debido a nuestra enormísima virtud moral, pero en la realidad perderemos y nuestras creencias más queridas serán pisoteadas porque "los malos" no tendrán escrúpulos. Excepto si, como los buenos que somos, tomamos activamente las riendas de la situación y carecemos de escrúpulos.

Creo que en las ciudades las personas formamos conjuntos con algunos pocos y creamos una especie de 'membrana social' al rededor de nuestros conocidos (misma teoría de conjuntos que hace dos posts). Dentro de la membrana hay interés y comunicación comunes, fuera de la membrana hay indiferencia y trato comercial generalizado. Así que hacia dentro se puede "ser bueno", esto es, sacar el mejor partido emocional de lo compartido, mientras que hacia fuera se debe "ser listo", esto es, sacar el mayor provecho material de los intercambios. De este modo, desear que "los buenos" ganen, es entonces un desear que mis conocidos ganen (mientras no se perjudiquen entre ellos, ni a mí), sin importarme que hacia fuera de la membrana se jodan a quien se jodan. De hecho, yo no los juzgaría, ellos tendrían que vivir con la carga que implica, así que ellos sabrán hasta donde llegan.

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