17 de marzo de 2009

Parecon - La introducción (19 de 20)

O consideremos los esfuerzos, algunos años atrás, de los sindicatos laborales en Australia para influenciar no sólo las condiciones y salarios de las vidas laborales de sus miembros, sino también lo que las personas producían. Desarrollaron la idea de las ''Interdicciones Verdes'' que eran organismos donde los trabajadores de la industria de construcción podían vetar ciertas propuestas de proyectos por no merecer la pena desde el punto de vista social o ambiental. Algunas veces no solo prohibían las obras que los capitalistas se proponían llevar a cabo, sino que además emprendían proyectos alternativos diseñados por ellos mismos con vistas al cuidado apropiado del medio-ambiente y las personas. Esta experiencia por supuesto presagia e instruye tanto a las normas de parecon en sus decisiones acerca del trabajo como a la distribución equitativa del poder para las partes afectadas. Parecon aumenta el principio de las Interdicciones Verdes australianas a una visión completa de la economía en todas las facetas de la vida económica.

O consideremos los esfuezos en Porto Alegre y otras ciudades brasileñas y en Kerala y otras regiones de India para incorporar elementos de democracia participativa en las decisiones de presupuesto para las ciudades y regiones. En efecto, en Brasil este proyecto se llama ''presupuesto participativo'' y la idea es establecer medios de organización directa a través de los cuales los ciudadanos puedan influir en decisiones respecto a inversiones colectivas acerca de los servicios gubernamentales como los parques, la educación, y el transporte y salud públicos. La planeación participativa de parecon tiene los mísmos ímpetus y mismas aspiraciones, pero mucho más marcadamente, englobando no sólo bienes públicos sino todos los bienes, y posibilitando además de la participación proporcionada de los consumidores, también la de los trabajadores.

De hecho, dentro de todos los ejemplos de arriba y muchos otros más, una vez organizados en movimientos con la amplitud suficiente para perseguir luchas similares, defensores de las economías participativas deberán esperarse --la diferencia entre pareconista y pareconista residiría en la manera de explicar sus acciones como parte de un proceso hacia una economía completamente nueva por la que pugnarían, y tal vez en cómo procederían en la creación de infraestructura y conciencia nuevas por medio de la adopción no sólo de metas inmediatas, sino también de la capacitación de los participantes para conquistar todavía más beneficios en una trayectoria que nos dirija a lo largo del camino que va del capitalismo al parecon. Los esfuerzos de control de los trabajadores pareconistas buscarían lograr beneficios de distribución también, igual que divisiones laborales novedosas. Los intentos pareconistas para instituir los ''presupuestos participativos'' buscarían también abordar las normas de remuneración y distribución del trabajo y engendrar participación no sólo en comunidades con respecto a bienes públicos, sino también en las empresas en cuanto a todos los bienes. La uniones de pareconistas y los consejos de trabajadores buscarían influir no sólo en las condiciones y circunstancias de trabajo de sus miembros, sino también en la evaluación de mérito de los proyectos a emprender, y tratarían también de vincularse con movimientos de consumidores y derramar sus esfuerzos a sectores de gobierno y conducta de consumo.

No hay comentarios.: