26 de junio de 2009

De campañas mediáticas y otros despilfarros

Sigo en el tema electoral, recuerden los lectores que escribo días antes de que se publique el post para que no me sitúen en momentos de mayor exasperación mientras se acerca la fecha de los comicios (cada vez me gusta menos esa palabreja). No he visto ninguna avenida que no esté invadida, y hasta pequeñas calles llevan en sus postes de luz y teléfono propaganda de las campañas electorales. Si entro en algún local y tienen encendida la radio también, en cada bloque de anuncios se insertan tres o cuatro dellos con candidatos y partidos. Y en la tele lo mismo, las pocas veces que la he prendido la pantalla me arroja esos contenidos intercalados con el programa que trasmiten y junto a otros de productos comerciales.

En el espacio televisivo también predomina otro anunciante (además de los partidos) se trata nada más y nada menos del Instituto Federal Electoral con su campaña: "...porque así: nuestra democracia crece. ¡Y crecemos todos!" Esto al menos en los canales y horarios en que he visto la tele, pero quizá cuando los niños llegan de la primaria no (claro, podría ser la nueva generación de anuncios: convencer a los niños para que muelan a sus papás para que les "dejen poner la crucecita" a ellos sobre algún candidato muy simpático que ha hecho mucho por los niños). Me doy cuenta del enorme negocio que son las elecciones para los medios de información electrónica e impresa. Y como todo ese presupuesto es sacado de los impuestos sin requerir su devolución a los perdedores al terminar la campaña (¿y cómo podría ser?), ya desde ahí es un tremendo business, pero si además el impresor resulta ser un amigo, familiar o aliado con quien se pueda "negociar", pues todos ganan ¿no? (¡y ganamos todos! Se dicen entre ellos)

En el post anterior hablaba de cuatro productos principales de las democracias representativas, este es el quinto producto, es una manera de "redistribuir" riqueza y generar "empleos" que además suele ser de lo más ineficiente (desde el punto de vista productivo). Una en la que prevalecen individuos cuyo principal deber es conseguir fondos para pagarle a un equipo de "administración de la imagen", para a su vez conseguir más fondos y seguir gastándolos en hacer basura en (y de) las calles y los espacios electrónicos. Una estructura de variadas instituciones que solo producen lo expuesto en el post anterior y en este párrafo, una en la que casi siempre tales instituciones pierden según unas metas claras (a menos que ya estén en el poder) pero siempre ganan desde el punto de vista presupuestal, y en que ni cuando ganan dejan de producir basura y cultos a alguna personalidad.

(Ojo: despilfarrando lo que de otro modo podría haber sido invertido en sistemas automáticos contra incendios en algunas guarderías, por ejemplo.)

Sí, mucho poder he de tener al ir a votar en las próximas elecciones.

El otro día me subi al techo del edificio a fumarme mi cigarro del día, y a un par de kilómetros, y para festejar no sé qué santo, echaron algunos fuegos artificiales: otro despilfarro, otro canto a lo efímero de la vida, se oyó una explosión seca y distante y casi al mismo tiempo un rosetón rojo vivo brilló y se transformó por un segundo frente a mis ojos y finalmente se desvaneció, eso hacemos los humanos.

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