21 de junio de 2009

Fondo profundo y tremendo

El viernes de hace dos semanas compré la de Slumdog Millionaire, la vimos el sábado mi musa y yo, y me pareció excelente. Hay unas historias frívolas de fachada: 1.- la del concurso de preguntas de opción múltiple, 2.- la del amor de la vida del personaje principal, Jamal Malik, y 3.- la del interrogatorio al que lo someten las autoridades por presunto fraude. Y digo frívolas, porque a) con todo y la tensión generada el héroe se gana el premio mayor de 20 millones de rupias en el juego, b) al final se queda con Latika, la chica de sus sueños (y de los sueños de muchos más), y c) los policías se lo madrean pero ni lo marcan ni lo dejan tullido ni lo matan, y al final lo dejan ir a terminar de ganar el concurso.

Sin embargo, detrás de esas tres historias complacientes en sus finales, están todas las otras de bajo mundo terribles y desoladoras. El origen de los personajes principales; el lugar en el que inician sus vidas; las persecuciones que sufren; el basurero en el que acaban tras la violenta muerte de su madre; el traficante y explotador de menores que se los lleva después (junto con la del niño al que le manda quemar los ojos para que diera más lástima mientras pedía limosna); el tener que matar y volverse mafioso de Salim, hermano mayor del estelar, la vida de mujer de mafioso que sufre Latika, y el patético trabajo de sirve-tés en un centro telefónico del mismo Jamal.

Hay momentos en los que nuestros "emprendedores" niños de la calle hacen bastantes travesuras para ganar dinero y el acompañamiento musical tiene hasta tonos alegres, pero yo estaba escandalizado por las preocupaciones por alimentación y dinero que niños de esa edad con papás responsables, seguramente no tendrían. Finalmente, detrás de las historias fachada ves una realidad crudísima, algo que uno quisiera mandar al pasado y decir: "no, pero eso no es ahora sino hace 1000 años". Pero no. sí es ahora, y no sólo es en India, también es en Egipto, en Brasil, en México, y posiblemente hasta en los E.U.

La verdad es que no puedo decir que me gusta saber que vivo en un mundo como este, en el que un gran porcentaje de los pobladores no sólo viven así, en slums, sino que no tienen los concursos de TV salvadores, ni chicas que se queden con ellos, ni les dejan intactas las extremidades y la vida la policía. La película me gustó por eso, por ser un recordatorio del terrible mundo en que vivimos, sin dejar de ser lo suficientemente complaciente como para que los frívolos publicistas que la anunciaron la declararan The feel-good film of the decade.

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