18 de junio de 2009

Luciferiando con los talentos

Le contaba a la analista que dentro de la mitología judeocristiana, un personaje con el que simpatizo enormemente es Lucifer. Es decir, el "padre eterno" puso las reglas para todos, pero en su amorosísimo y omnisciente esfuerzo le regaló (a partir de cierto nivel) a sus criaturas la conciencia de ser, es decir, la capacidad para razonar y concluir, y (extremo condenable pero irrevocable del libre albedrío) de no estar deacuerdo con lo justísimo que "debía de ser" todo lo creado por el creador. Entonces Lucifer, quizá consciente de que también cuando los ángeles creaban eran una extensión de la gloria creadora de Dios, y de que el altísimo creaba a través de ellos, posiblemete harto de reglas impuestas, gritó "non serviam" y se negó a servir más al todopoderoso.

Lucifer es metáfora del pecado de soberbia, el de no someterse ni ante Dios, el de reclamar igualdad de trato con su dueño, e incluso (vaya blasfemia) dejar de ser su esclavo. Alguien soberbio tiene su autoestima por las nubes, no es que desconozca el pasado que lo creó ni todo lo creado a su alrededor; sino que dice "yo también puedo crear, y podría hacerlo mejor". ¿Qué tan fundada es esa argumentación? Todo depende del soberbio. Según el mito, Lucifer era casi casi Dios, era el ángel predilecto, era el más perfecto (después de la Mega-divinidad, claro está). Entonces su rebeldía quizá no fue del todo un acto torpe y mal calculado, fue desterrado y desvirtuado pero no destruido, se convirtió en antagonista eterno del Eterno, obtuvo su propio reino, y como fue él quien inventó el dinero ahora está metido hasta el centro mismo de la "santa sede".

No soy satánico, soy un soberbio, miro a los sistemas a los que como humanos hemos llegado y aunque reconozco algunas cosas buenas y que mucho dellos surgió en momentos de necesidad extrema, hay grandes porciones que me parecen sumamente estúpidas, y me digo (y me creo) que podrían ser mejores, y que hasta alguien sin estudios formales como yo podría encontrar y ofrecer alternativas inteligentes y sensatas.

La doctora me respondió con otra metáfora, la de los talentos. No se trata de definir si se es bueno o no en algo, me comentó, ni de ver si se tienen aptitudes o capacidades sobresalientes, o si son tan grandes como para despreciar lo existente. No. Sino de ver qué haces con tus talentos, no de dejarlos enterrados en un pedazo de tierra estéril para que no se pierdan y puedas entregarlos completitos y sin merma al momento de colgar los tennis. Así que, si eres tan bueno como Dios, debes ponerte a crear a su ritmo, "capitalizar", hacer rendir esas habilidades que por x o y te fueron otorgadas o cultivaste.

Todo lo anterior me pareció sensatísimo, y ahora debo ver cómo hacerle para lograr crear a ritmos divinos. Lo que ya no me pareció tan sensato fue su sugerencia de tratar mi "obesidad" (sólo 20 kilitos de más) con unos medicamentos. Es decir, se recetan fármacos para combatir alguna enfermedad o algún padecimiento físico o algún dolor. Pero ¿por cuestiones estéticas?, nah, ahí sí que se equivoca.

No hay comentarios.: