28 de junio de 2009

Un cambio: ojalá me despidieran

Tengo un trabajo decente, bien pagado, a dos cuadras de mi casa, pero con jefes un poquito a la antigua: por ejemplo el director (¿o presidente?) que se dice a sí mismo con una mentalidad de película de ciencia ficción está queriendo reinventar el hilo negro, se ofende si no seguimos en nuestros lugares hasta poco antes de las 20:00 horas, y nunca se ha acostumbrado a la posibilidad del homeoffice, es decir la posibilidad de reducir los costos de operación y externalizar hacia sus propios empleados parte del gasto de luz e internet de banda ancha. Claro, tal vez sacrificando un poquito de control mental pero que podría ser fácilmente sustituido por control laboral, si supiera las unidades de trabajo que deben solicitarnos sus gerentes (y no lo sabe).

Desde el momento en que despidieron injustamente a un gran amigo, precisamente porque los directivos no saben lidiar con personas tan inteligentes y dignas que no tienen grandes dotes para la hipocresía laboral; decidí partir a la primera oportunidad que se me presentara. Por desgracia hasta el momento no se me ha presentado ninguna. O bueno, renové mi currículum y lo mandé a varias partes, además de inscribirme en diversas bolsas de trabajo en línea, y no tardaron en lloverme ofertas (exageración retórica, fueron a cuentagotas en realidad). Pero el problema ha sido siempre el sueldo, podré estar incómodo con algunas cosas, y hasta francamente molesto con otras, y de antemano dedicido a largarme a la primer oferta que tenga, pero no me voy a ir por menos dinero, y todos los empleos que me han ofrecido están al menos mil pesos abajo de lo que gano en la actualidad.

Lo mejor para mí sería que me despidieran, así tendría un colchoncito de cash, disfrutaría probablemente un mes de vacaciones, adelantaría en serio en mis proyectos personales, y me pondría a buscar activamente un trabajo mejor redituado en el que explotaran adecuadamente mis capacidades. A propósito de proyectos, me preocupan aquellos en los que participo por fuera de la chamba, no les he dedicado casi nada de tiempo en estos días pasados. Supongo que ahora que logre hacerme de un nuevo empleo y finalmente salga según horarios regulares de oficina tendré más tiempo y lo aprovecharé mejor.

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