29 de junio de 2009

Inesperadas y no tan inesperadas

Mi musa me compró un libro de obras hasta ahora casi todas inéditas del genial Julio Cortazar titulado Papeles inesperados, y el mismo día en cuanto pudimos, leimos el texto llamado "Un cronopio en México" (o algo así). Es hermoso, al principio habla de un niño de esos que lustran calzado el cual le sacó brillo a los zapatos del escritor en un viaje que hizo al puerto de Veracruz, se trata de un fragmento que a pesar de ser escrito con todo el tono ludico del magistral autor argentino nos dejó llorando a mi amada y a mí, y, como dice el enormísimo cronopio, con el corazón hecho polvo.

No he podido leer más de ese tesoro que mi compañera llevó a casa, porque he estado dedicado a la lectura de otro libro. Uno de Larousse, ya se sabe, respetabilísima marca y editorial francesa, usualmente dedicada a los diccionarios pero también dedicada a diversos libros temáticos completos en cuanto a sus contenidos que son "para toda la familia". Este libro en particular, nos lo regaló a mi princesa y a mí, mi mamá. Se trata del Larousse del embarazo. Dejo a mis muy suspicaces lectores que saquen conclusiones respecto al porqué lo estoy leyendo.

En la oficina he leído más del de las muchas dimensiones espaciales de Lisa Randall, a quien investigué porque me pareció atípico que una chica tan guapa fuera tan genial (Lo sé, es un deplorable cliché). Vi su currículum y me quedé pasmado, es tan productiva que imagino que no tiene tiempo ni para una charla de amigos. Es impresionante y fascinante. Y en su libro ya llegué al capítulo 5 en el que explica los avances einstenianos respecto a las teorías newtonianas.

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