21 de septiembre de 2009

¿Cesareta, Cesarona o Cesiria?

La vez que fuimos al ultrasonido en 4D (fanfarronería de los laboratorios porque yo no vi por ningún lado, ni sé que es, la cuarta dimensión) nos dijeron que todo iba bien en cuanto al peso, a los latidos del corazoncito, a la placenta, al líquido amniótico, al tamaño, a la formación de los distintos órganos, etc. Lo único ligerijillamente preocupante es que la bebé tenía el cordón umbilical de bufanda, y con dos vueltas. Ahora bien, el cordón permanece así en un alto porcentaje de los embarazos y por lo general significa que el nacimiento deberá efectuarse por cesárea. Lo que me recuerda cuando en Baudolino le cambian de nombre a Alejandría, bautizada así para honrar al papa Alejandro III, enemigo del emperador Federico Barbaroja, quien era a su vez el amado padre adoptivo de Baudolino, y la refundan con el nombre de Cesarea.

El Cùttica de Quargnento había dicho pase por el rebautizo, a quién le importa si la ciudad se llamaba Cesareta o Cesarona, lo que fuera, a él le iban bien también Cesiria, Olivia, Sofronia o Eutropia...
Me dio mucha risa esa parte con nombres cada vez más ridículos, pero volviendo al punto, en el ultrasonido en 3D nos dijeron que estaba sentadita, y por lo del cordón pensamos que ya no se movería más y que inevitablemente saldría al mundo con una intervención quirúrgica. Pero nuestra futura cría se mueve muchísimo: la cada vez más enorme panza de mi musa tiene movimientos autónomos observables a simple vista con los que se nota que por debajo algo se acomoda y reacomoda con frecuencia. Me acuesto a un lado de mi amada, la abrazo y pongo mi mano sobre su hermosísima y tensa barriga, y siento los tremendos movimientos telúricos que hay en su umbilicus mundi. Nuestro sagrado greal se mueve tanto que en la última visita al ginecólogo resultó que la nena ya se volteó y tiene la cabecita hacia abajo. Probablemente todavía tenga el cordón de corbata y todavía tenga que ser una niña cesarina, pero posiblemente no. En un par de semanas más tendremos que ir a otro ultrasonido en 3D para que nos lo digan, y si finalmente se confirma que la cria sigue enbufandada tendríamos que programar la temida intervención.

A todo esto, mi compañera y yo iremos mañana a ver lo de un curso psicoprofiláctico que imparten en el sur de la ciudad, utilizan la técnica Lamaze, y la instructora lleva 35 años impartiendo este tipo de cursos y está certificada a nivel internacional. Tendremos que evaluar por lo tanto si nos conviene pagar y asistir las siguientes 6 semanas aunque nuestra hija nazca en el seguro (y por tanto me impidan acompañar a mi princesa) y aunque sea por medios quirúrgicos (y respirar hondo y todo eso sea por tanto inutil). De cualquier forma hay otros cursos sobre la mater-paternidad que seguro nos parecerán atractivos.

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