29 de septiembre de 2009

El Manifiesto puntoComunista (8 de 15)

Contra la venidera y profunda liberación de las clases trabajadoras, cuyo acceso al conocimiento y la información ahora trasciende su previo y estrecho rol como consumidores de la cultura de masas, el sistema de propiedad burguesa contenderá, por lo tanto y necesariamente, hasta el final. Con su instrumento preferido, el Libre Comercio, intenta provocar la misma crisis de sobreproducción que alguna vez temió. Desesperada por atrapar a los creadores en su rol de consumidores asalariados, la propiedad burguesa intenta convertir la privación material en algunas partes del mundo en una fuente de bienes baratos con los que corromper hacia una pasividad cultural no ya a los bárbaros, sino a su más preciada posesión –los trabajadores tecnológicos educados de las sociedades más avanzadas.

En el estado actual, los trabajadores y los creadores forman una masa incoherente dispersa por todo el mundo, y continúan divididos por su competencia mutua. De vez en cuando los creadores son victoriosos, pero sólo por un tiempo. El fruto verdadero de sus batallas yace, no en el resultado inmediato, sino en la progresiva y creciente unión. Esta unión es ayudada por los medios mejorados de comunicación que son creados por la industria moderna y que colocan a los trabajadores y a los creadores de diferentes localidades en contacto el uno con el otro. Era este contacto justamente lo que se necesitaba para centralizar las numerosas luchas locales, todas del mismo carácter, hacia una lucha nacional entre clases. Pero cada lucha de clases es una lucha política. Y esa unión, que hubiera tomado siglos conseguir a los burgueses del Medioevo con sus míseros caminos, los trabajadores modernos del conocimiento, gracias a la red, pueden conseguirla en unos pocos años.

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