Se deben tener a la mano suficientes toallitas húmedas, una bolsa plástica para tirar ahí todos los deschos, y el pañal de repuesto.
Se acuesta delicadamente al bebé sobre su espalda, se desviste al bebé aprox del ombligo para abajo, se abre con cautela el pañal mientras se le levantan los piecitos al bebé para evaluar olor, color y textura, así como la cantidad y el nivel de embarramiento de la caca. La caca, dicho sea de paso, debe evolucionar de verde oscura (tan oscura al principio que aparenta ser negra) a amarilla, en tan solo la primer semana de lactancia conforme se limpian y activan los intestinitos del bebé. Una vez evaluado el "terreno", el cambiador de pañales debe proceder de inmediato a doblar el ex-pañal debajo de las nalguitas del bebé, y limpiarle minuciosamente el traserito con las toallitas limpiadoras, actuando siempre de arriba hacia abajo. Luego debe retirarse el ex-pañal de debajo del pequeñuelo y poner en su lugar al nuevo pañal en los siguientes 3 segundos para no enfrentar la posibilidad de un derrame. Finalmente se cierra el pañal arriba del ombliguito, se cierran los vestiditos, se meten en la bolsa plástica el ex-pañal junto con todas las toallitas húmedas que se ensuciaron en el proceso, se abriga al pequeño, y para terminar se llevan al bote de basura más lejanos los desechos en su bolsita plástica. Tiempo promedio de la operación: 4 minutos.
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