Ahora que mi compañera estuvo en el IMSS por lo de su cesarea no la pasó muy bien. Ya de por sí cuando fuimos a la unidad de medicina familiar el médico que nos tocó resultó ser muy poco amable y algo brusco en sus exploraciones. En el hospital, gran parte de los médicos así como de las enfermeras se comportaron de manera déspota y, en palabras de mi amada, como si estuvieran tratando reces y no a seres humanos. Llegaban frente a cada parturienta y le enchufaban al brazo los sueros y sustancias que querían, las palpaban con rudeza y desconsideración, hacían comentarios para instruir a sus practicantes pero nunca informaban adecuadamente de su estado o de los procedimientos a efectuar a las pacientes mismas, etc. Las enfermeras por su parte también eran unas tiranas amargadas con cara de pocos amigos, y si bien el vocabulario era elegido y contaba con términos como madrecita, señora, miamor, etc, y se dirigían a las mujeres de "usted", el tono y la actitud corporal eran muy poco amables y sus peticiones eran más bien órdenes mal disfrazadas y mal retocadas.
Mi musa se preguntaba después deso, muy acertadamente, creo, ¿por qué es que toda esa gente trabaja ahí si por lo visto no les gusta lo que hacen?, ¿qué hace que una profesión tan gratificante y humanista como la de ayudar al prójimo a sanar, se vuelva algo tan burocrático y frustrante tanto para los pacientes como para los médicos y demás personal de salud?
En el transcurso de los días he escuchado varias respuestas probables. Una vertiente dice que los médicos de gobierno actúan así por el exceso de pacientes que tratan. No pueden establecer un vínculo afectivo porque el apego los haría sufrir y ser menos eficientes si sus enfermos empeoraran; deben tratar a tantas parturientas y recién paridas que entretenerse o detenerse a ser auténticamente amables también repercutiría en la cantidad de mujeres atendibles por hora, y como eso a su vez repercutiría en la cantidad personal requerido en el hospital, no es algo incentivado desde la dirección ni los medios mandos.
Otra vertiente dice que es porque son sindicalizados: Sí, claro, trabajan de ocho a tres con una hora de comida, tienen vacaciones de un mes, sesenta días de aguinaldo, pueden faltar con cierta frecuencia y hasta regarla (y literalmente matar a uno que otro paciente) y serán defendidos y apoyados legalmente, etc. El sindicato no sólo los sobreprotege, sino que además les mete ideas en la cabeza según las cuales son infelices, están siendo explotados, sub valorados, etc. Con lo cual en lugar de disfrutar de la vida y trasmitirlo a sus pacientes estos empleados del sector salud se sienten víctimas de los patrones o jefes o directivos o secretarías o políticos que dictan las normas de su empleo.
Otra vertiente dice que vivimos en una sociedad que privilegia muchísimo a quien logra muchos bienes materiales y aquellos que se ven excluidos de la gran bonanza, aunque estén trabajando en cosas legítimas y buenas en sí, desprecian su situación y su suerte y se frustran, y esa frustración la trasmiten hacia aquellos con quienes tratan.
Otra vertiente dice que no están preparados en el trato con sus semejantes, otra más que son malvados y quieren hacer sufrir a las personas que brevemente pasan por su yugo, otra que hubo varias malas decisiones, hechas con criterios errados, al momento de elegir la profesión, etc.
7 de noviembre de 2009
¿Por qué la amargura de la burocracia?
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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