11 de noviembre de 2009

Desplazamientos por la fantástica llegada

He avanzado muy poco en mis lecturas, he seguido con lingüística pero muy poco, casi nada de los escritores de las demás materias universitarias, ya casi no he leído el periódico, ni slashdot, ni truthout, ni a Umberto Eco... Ya tampoco he escrito mucho, al menos no como para adelantar y tener muchos posts "en el futuro". Y no se diga de las tareas y trabajos de la escuela. Sucede que m'hija, mi bebé, mi amadísima pequeñuela requiere mucho de mi tiempo y todo el tiempo de su mamá. Suelo cambiarla, cargarla, intentar (aún sin éxito) hacerla eructar, y estar ahí atento a todos sus mini-quejiditos.

Resultó ser una nena con un carácter muy especial. Cuando todos los bebés que he conocido hasta ahora se ponen a berrear en cuanto algo les hace falta, Loana se pone a echar gruñiditos y a levantar sus manitas hacia el cielo, a veces con el puñito cerrado como quien le reclama a los dioses; pero prácticamente nunca llora. Tiene un periodo de tolerancia bastante amplio (para los estándares neonatales) entre que siente una necesidad y que el nivel de desesperación la hacen pegar literalmente el grito en el cielo. Por lo general empieza a manifestar su incomodidad con movimientos de su cuerpito y ligeros rechinidos, luego, conforme avanza su grado de frustración por la falta de atención oportuna, sus movimientos se vuelven más enérgicos y sus quejas se vuelven grititos cortos e impacientes, y ya de plano si después de un rato así, no la hemos alivianado (cosa que a mí me ha pasado sólo una vez, y a mi musa nunca le ha sucedido) entonces, pero hasta entonces, empieza a llorar.

En este momento su metabolismito es tal, que sus ciclos vitales son aproximadamente cada dos o tres horas. Come, eructa, le cambiamos el pañal, duerme dos horas, y otra vez se repite la faena. Esto independientemente de la hora del día, de la cantidad de luz solar, o de lo que sea. Empiezo a acostumbrarme a pasar durante las noches durmiendo sólo periodos de dos horas seguidas y después una hora junto con mi musa atendiéndola, y así hasta que da la hora en que tengo que irme a trabajar. Así ando cansado todo el día, desvelado, como dice aprox el poeta Uruguayo que recién colgó la pluma, ando jodido pero radiante, y viceversa.

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