30 de noviembre de 2009

Tanti auguri a te (¡sí señor!)

El domingo 22 de noviembre sacamos a Loana y la llevamos a comprar su carriola, ahora ya tiene una flamante nave roja en la que salir a pasear con su mami o su papi o con los dos juntos. Ese mismo día mi musa y yo la llevamos junto con sus abuelitos paternos al Italiannis que está en Moliere, Polancou (para estrenar su carriola, hello-o). Resultó que en todas las mesas circundantes cantaron estruendosamente el Tanti auguri: "Tanti auguri a te --aplausos-aplausos-aplausos--" (repetido cuatro veces en cada ocasión) y Loana siguió durmiendo a pierna suelta, claro, llegado un punto se despertó y empezó a gruñir porque tenía hambre, su mamá entonces le dio chichi y así todos (incluyendo a nuestra pequeñuela) comi-cenamos muy agusto. Volvimos a casa a bañarla y acicalarla para que por la noche descansara mejor; de todas formas nos despertó a la 1:30 y a las 4 para alimentarla y cambiarla.

El domingo 29, o sea ayer, mi amada y yo la llevamos a festejar su cumplemés al Rincón Argentino, donde otra vez durmió ejemplarmente mientras sus papás se manchaban el paladar con suculenta sangre. Más o menos a la mitad de nuestra carnívora cena Loana pidió su reglamentaria ración de leche materna con sus habituales gruñiditos, y mientras estuvo despierta se mantuvo tranquila, observándo a su al rededor. Ya tarde, en casa, llegaron a visitarla sus tíos Luis y Clara y le trajeron una renovación completa a su ya de por sí desbordante guardarropa. Creo que yo no tengo ni una décima parte de las prendas que ella tiene. Sé que usará toda esa ropita un més o menos... supongo que tendremos que cambiarla de vestidos tres o cuatro veces al día para que lo use todo.

Un mes en nuestras vidas lleva mi-nuestra beba, un mes de vida extrauterina, usando sus pulmoncitos y su sistemita digestivo, un mes, y sin embargo, como un enamorado, siento que la quiero desde antes antes del principio, que mi cariño y mi amor se extienden en una dimensión que abarca también todo mi pasado (todo el pasado), y siento que la querré y amaré para siempre: hasta que la última estrella de la última galaxia se apague en todos los universos paralelos y perpendiculares. La misma intensidad que con mi musa pero sin deseo, sin necesidad de correspondencia, sin necesidad de que ella se entere o lo entienda. Otra clase de amor, uno que no había experimentado antes que es tan pero tantantan suave...

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