18 de noviembre de 2009

No nació de una virgen pero

La procesión de familiares y amigos que vinieron a conocer a nuestra niña diosa y a traerle regalitos fue de tales proporciones que a 20 días de su nacimiento apenas empieza a menguar. Ahora mismo tiene ropita para el primer año, o un poco más, tiene mamilas como para usar tres diarias durante una semana sin que se le acaben, tiene decenas de sabanitas, un montón de cobijitas, hartas toallitas, una caja completa de calcetincitos, otra de zapatitos (que empezará a usar en unos cuantos meses), una llena de puros gorritos, además de toda clase de prendas desde las más prácticas para cambiarle el pañal a nuestra corderita, hasta las más engorrosas y difíciles de manejar (que seguro ayudan mucho para batirse todo).

La vinieron a ver cientos de reyes y reinas magos y magas, y le regalaron cosas que de verdad usará y le serán "útiles", o al menos se verá bonita con ellas (No que al pobre del jesucristo sólo tres individuos apestosos, después de un largo viaje por el desierto, le llevaron cosas que seguro sus papás se gastaron y usaron sin que él pudiera disfrutar de ningún beneficio directo). Total que creo que será famosísima y querida en todo el mundo, y que será inteligentísima y carismática, y que será ultra culta y muy sensata, y toda una serie de "decretos" que me digo no sé si para no caer en los clásicos cliches que relacionan a los bebés con algún oficio; por ejemplo su abuelo dice que será mesera porque no le hace caso cuando la llama (a 20 días de nacida...), pero es tan pequeña que difícilmente puede ver más allá de 20 centímetros de su carita; su otro abuelo dice que será pianista por "las manotas" que tiene, etc.

De cualquier modo yo quiero dejar que ella decida sola qué será y cómo será, y no que se hechice o que se sienta presionada por mis expectativas o las de cualquiera. Espero que con ella la ley de Murphy llege a tal extremo que se autoanule (si la ley de Murphy puede salir mal, lo hará) para que mi amada cría logre cumplir todos sus caprichos. Le deseo que tenga alegría y muchas sonrisas diarias todos los días de su vida, y por supuesto quiero estar ahí para acompañarla y compartir parte de los momentos chidos de su cotidianidad y darle todo mi amor.

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