A cualquiera que lea este espacio con cotidianidad le resultará obvio que desde que nació Loana, se metió de lleno en mi vida y por lo mismo en mi blog. La mayoría de los posts desde el final de octubre hablan della, y es que cuando llega el momento del día que elijo para escribir me encuentro repentinamente pensando sólo en la experiencia que acabo de vivir a su lado o cargándola o bañándola o cambiándola o arrullándola o acariciándola o simplemente observándola dormir.
Por su parte, mi musa se ha vuelto una especie de Diosa, trajo al mundo a nuestra pequeñuela y para ello le abrieron la panza; y con todo y herida, y con todo y el cansancio, y con todo y la lactancia en posturas difíciles e incómodas, y con todo u su espalda destrozada, tiene la energía para colmar a nuestra changuita de cariño y de atenciones. Yo me involucro todo lo que puedo y me siento agotado, tronado, débil y ojeroso, y si para mí es así, ¿cómo estará mi amada? Así pues, pienso que qué bueno que tuvimos a Loana en nuestros treintas porque ya no somos unos pubertos caguengues y aún tenemos fuerzas, y viviéndolo en carne propia creo que si hubiéramos esperado más la vejez nos hubiera caido encima como una granizada.
Durante el día traigo de persistentísimo virus mental la canción de Sólo le pido a Dios, de Leon Giego, se me pegó tanto tanto que la busqué en internet para oírla y leerla en todas las versiones que pude, según esto para que dejara de hechizarme. Sin éxito. Ahí sigue resonando de fondo en mi cabeza. Ahora bien, la canción se mezcla con una abrumadora hipersensibilidad respecto de las imágenes y noticias que involucran a bebés o niños sufriendo o desamparados, que me hacen llenárseme los ojos de lágrimas y sentir un enorme coraje cada vez que esas imágenes se presentan ante mi mirada.
Un coraje que no encuentra desahogo, que no encuentra culpables, que no encuentra contra quien descargar el puño en protesta: porque claro, ¿a qué mujer se le ocurre tener hijos en esas condiciones?, ¿a qué cabrón se le ocurre coger sin condón siendo incapaz de ofrecer el más mínimo sustento material o emocional?, ¿a qué sociedad se le ocurre tener a sus habitantes en tal abandono?, ¿a qué ricachones malditos se les ocurre devastar así a los ya de por sí pobres devastados?, ¿a qué religiones se les ocurre exigirle a sus creyentes que traigan a más criaturas a este mundo a padecer hambre y malos tratos?, ¿a qué clasemediero burgués se le ocurre enterarse desas desgracias teniendo una hija recién nacida?, pero sobre todo, ¿a qué bebé se le ocurre nacer así? Bebés irresponsables, bebés que se lo tienen merecido.
Quiero proteger a Loana, y paternalmente quisiera que todos los niños del mundo tuvieran quien los proteja.
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