21 de julio de 2010

Mitad de heroísmos

Terminé la segunda parte de La tarea del héroe, al final, creo que se trata de aspirar a vivir como héroe, así como algunos aspiran a vivir como los santos (que son héroes a su modo), hay que tomar de ejemplo aspiracional a esos héroes que tienen ideales y los defienden a capa y espada, incluso a costa de su vida. Tal vez ya no como los héroes mitológicos o épicos, tan fuertes y duros y capaces que ningún obstáculo prevalecía, sino como algunos héroes más modernos, más modestos, con ideales, sí, pero no tan aferrados que puedan matar a sus amigos por ellos; con ideales, sí, pero no incapaces de bromear al respecto dellos. Un héroe trágico, dice Savater, porque a estas alturas sabemos casi todos que nada tiene sentido per se, y por lo mismo tales ideales podrían no tener sentido, etc; y porque sabemos que desafiar al cruel mundo materialista no sólo es una hazaña heróica, sino que en un 99% de los casos está destinada al fracaso, y sin embargo es una lucha que vale la pena.

En los capítulos anteriores explica cómo el héroe tiene que ganarse el reconocimiento del padre, y conquistar la admiración de la madre (o sobreponerse al amor materno), y lo explica con una serie de citas eruditas y personajes literarios y cinematográficos de los distintos momentos de la historia (literaria y cinematográfica). Es un libro muy padre, muy recomendable, que tendré que leer algunas otras veces más para tenerlo fresco en la memoria.

En otras cosas, yo recuerdo haber leido sobre La fierecilla domada, de Shakespeare, y la crítica acusaba a esa obra en particular de tener un alto grado de misoginia, decían que era la más misógina del super-autor inglés. La busqué en youtube, y está completa la versión de 1967 con Elizabeth Taylor y Richard Burton, y es excelente. Sí, Petruchio maltrata a Kate (Katherina), pero ella es violentísima y malévola hacia los hombres, y no por ello se acusa a la obra de misántropa. De hecho, en ningún momento se ve que los personajes masculinos, en privado ni en público, expresen nunca desprecio por el género opuesto. Las mujeres shakespeareanas suelen ser inteligentes y poéticas, y los hombres por lo general nunca las desprecian ni critican sus capacidades intelectuales o de juicio, en cualquier caso, critican su carácter pero de manera individual y no genérica. Para mí el mayor indicador de desprecio hacia un colectivo, es cuando los de otro grupo hablan de ellos despreciándo y/o nulificando sus capacidades. Un poco como los chistes de Venancio acá en México, ese desprecio por los gallegos (y por extensión, por los españoles), aplicado a las mujeres, es lo que yo llamaría misoginia. Claro, al final Shakespeare pone en boca de Kate palabras que aconsejan la sumisión de las mujeres a sus maridos, pero curiosamente lo hace una que ha sido sometida a la fuerza, y que en realidad no está convencida de discurso, y lo hace tan sólo para agradar a su opresor...

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