Si hubiera un temblor durante la noche, o cuando yo estoy presente con mi compañera y mi pequeña, ya tenemos un plan de acción: excepto que me indiquen que lo del triángulo de seguridad famoso es falso (esto es, que fuera una más de las tantas mentiras que llegan en cadenas diariamente a mi correo), lo que haremos es acurrucarnos entre la cama y la cuna, así, si se cayera el techo sería sostenido por los dos muebles, y quedaríamos a salvo los tres, y si no pues ya ni nos daríamos cuenta. Salir a la calle está totalmente contraindicado, pues hay cables por todos lados y son peligrosísimos en caso de un temblor, y correr como loco gritando "¡NOS VAMOS A MORIR, NOS VAMOS A MORIR!" está prohibido porque sólo estresamos a los demás sin mejorar las posibilidades de supervivencia. Si el temblor no fuera cuando yo estoy en casa, y mi lugar de trabajo no se derrumbara o yo quedara ileso, correría al departamento inmediatamente a ver el estado del edificio, y si sólo hubiera escombros, con lágrimas en los ojos y la negación en el corazón me pondría a cavar, a buscar, en primer lugar por ahí donde estaban la cama y la cuna, pero a continuación por todo el edificio, por toda la cuadra, por toda la colonia, por toda la ciudad, hasta que algún resto negara mi negación irrefutablemente y mi alma y mi vida se vaciaran para siempre.
¿Por qué ponerme pensar en este tipo de tétricas posibilidades?, es más, ¿por qué imaginarlas, visualizarlas, y dejarme llevar por los sentimientos de angustia, terror y tristeza que las imaginarias imágenes suscitan?, Sé que no es un automartirio gratuito. De algún modo, similar a cuando veo o leo una tragedia que me hace tener una catarsis compasiva, por proyección de los sucesos a mi propia situación o la de mis seres queridos, en este caso al imaginar lo que sentiría, en parte, lo siento. Tal vez en su momento, si sucediera una desgracia como la que pensé, frente a los hechos mis sentimientos serían distintos, pero no tan distintos, así que mi autocatársis no sirve para planificar lo que vendrá, sino para leer en mi ánimo actual, en el contemporáneo, el de hoy, lo que siento respecto de mi amada y mi cría. ¿Dudo de lo que siento?, no lo creo, pero siempre es bueno cuestionárselo.
26 de julio de 2010
Proyección desgraciada
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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