Hace poco, en el blog de un amigo, vi el relato de un debate que tuvo en facebook con un astrólogo. Me interesó mucho el intercambio porque el astrólogo no sólo mostró los clásicos síntomas de quien no sabe razonar adecuadamente, que además son los mismos de quien defiende su fe sin importarle los hechos o la evidencia, sino que hizo gala de un doble discurso en el que llamaba a la tolerancia y al respeto sin tolerar ni respetar a quien contrariaba sus creencias de manera respetuosa. El astrólogo atacó a mi cuate con toda clase de argumentos ad-hominem y terminó por censurarlo, borrar sus comentarios, y hacer evidente (al menos para un partidario de la razón) que carecía de argumentos sólidos para sustentar su discurso.
No sólo eso, gracias a los links proporcionados en el debate (por la única parte que intentaba sustentar su argumentación con otros documentos) me enteré de otros textos que me han resultado extremadamente esclarecedores y que, muy probablemente retrasmita acá aunque sea nada más para hacer rabiar a mi papá, que es empresario y astrólogo (pero sobre todo empresario), y con quien he tenido algunos debates con respecto a su afición predilecta. En una ocasión le platiqué del reto de James Randi, que tiene en el banco un millón de dólares para quien pueda demostrar en laboratorio que alguna de las pretendidas habilidades paranormales y/o predictivas funciona (entre las cuales está la astrología), y que hasta ahora nadie ha sido capaz de reclamar.
Primero, mi papá me dijo que no podían hacerse experimentos para demostrar su arte ni muchas de las actividades paranormales. Cosa que rebatí más o menos exitosamente dando ejemplos imaginarios como el de los viajes astrales: si tu alma puede disociarse de tu cuerpo durante el sueño, sería fácil hacer un experimento para demostrarlo, haces que alguien ponga un número al azar, sin que tú lo veas, en el techo de tu casa, y cuando regreses de tu viaje astral puedes pasar y ver el número, y proporcionar el dato al despertar. Tras unas diez veces en que des la respuesta correcta habrá cierto grado de credibilidad en tu pretensión. Quienes dicen vivir ese tipo de separación cuerpo/alma podrían reclamar el preimo de un millón de dólares con la mano en la cintura, pero no pueden. La respuesta de mi papá fue que "los que tienen ese tipo de experiencias y/o habilidades no están interesados en premios materiales porque ya están en otro nivel de conciencia".
Ok, entonces supongamos que a todos los que les sucede el tener una característica paranormal fueran unos santos desapegados de la burda materia (cosa que los hechos contradicen, pues cobran por "ayudarte"), podrían validar ante el mundo usando una plataforma inigualable su rarísima habilidad o don, y demostrar que no son charlatanes ni embusteros, dándole a la humanidad entera un trozo de conocimiento hasta ahora inexplorado, y podrían también, puesto que no son interesados, donar ese millón de dólares a la causa humanitaria que más les gustara. ¿Por qué no aprovechar esa oportunidad? "Porque no quieren ser acosados, ni que los encierren para someterlos a más y más estudios e interrogatorios; es decir que no quieren que se desate una cecería de brujas como durante la santísima inquisicionsísima" (los superlativos son míos ;-) ), me respondió mi papá.
Bueno, pero si tienes la verdad en la mano, si sabes que lo que sabes podría beneficiar a la humanidad, si sabes, como Galileo, que vale la pena enfrentar a la inquisición para sentar un precedente y para que aunque al final te retractes, salga de manera pública y magnificada por la represión el conocimiento que cambiará al mundo; ¿por qué ser mezquino y no buscar esa validación científica de tu "conocimiento" para beneficio de todos los que hoy en día mantienen esos "dones" en secreto para no ser agredidos? ¿No es contradictorio que no les interese un millón de dólares, pero que tengan el suficiente egoismo como para obedecer a su miedo (que no es del todo fundado, al fin y al cabo ya no estamos en los tiempos de Galileo) impidiéndoles ayudar a toda la humanidad con conocimientos importantísimos?
Y aquí la estrategia de mi papá cambió, de responder a mis dudas pasó a dudar de mi fuente: "Bueno, ¿y quién te dijo que ese millón de dólares de verdad existe?, En internet publican toda clase de estupideces, ¿qué tal que es un fraude?, etc..."
Claro, eso explicaría mejor el hecho de que nadie haya podido reclamar el premio.
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