Como todo meditador descubre tempranamente, tal distracción es la condición normal de nuestras mentes: La mayoría de nosotros nos caemos de la cuerda floja a cada segundo, cayendo de cabeza --ya sea deslizándonos felizmente en ensoñaciones, o sumergiéndonos en el miedo, la ira, el odio a uno mismo, y otros estados mentales negativos. La meditación es una técnica para deshacer el hechizo, aunque sea por algunos momentos. La meta es despertar de nuestro trance del pensamiento discursivo --y del hábito incesante de aferrarnos a lo placentero y rechazar lo desagradable-- para que podamos disfrutar de una mente que no es molestada por la preocupación, simplemente abierta como el cielo, y conciente sin esfuerzo del flujo de la experiencia en el presente.
Instrucciones para meditar:
1. Siéntese cómodo, con la espalda recta, ya sea en una silla o de piernas cruzadas en un cojín.
2. Cierre los ojos, respire profundamente algunas veces, y sienta los puntos de contacto entre su cuerpo y la silla o el piso. Note las sensaciones asociadas con sentarse --sentir la presión, la calidez, el hormiguéo, la vibración, etc.
3. Gradualmente cobre conciencia del proceso de respirar. Ponga atención donde sea que sienta la respiración más claramente --ya sea en la nariz, o en la subida y bajada de su abdomen.
4. Permita que su atención se detenga en la mera sensación de respirar. (No hay necesidad de controlar su respiración. Déjela ir y venir naturalmente.)
5. Cada vez que su mente deambule por el pensamiento, regresela amablemente a la sensación de respirar.
6. Mientras se enfoca en la respiración, notará que otras percepciones y sensaciones siguen surgiendo: sonidos, sensaciones corporales, emociones, etc. Note simplemente esos fenómenos conforme surgen al campo de la conciencia, y regrese a la sensación de respirar.
7. En el momento que se de cuenta que ha estado perdido en su pensamiento, note el pensamiento presente mismo como un objeto de la conciencia. Entonces regrese su atención a la respiración --o a cualquier sonido o sensación que nazca al siguiente momento.
8. Continúe de este modo hasta que pueda meramente atestiguar todos los objetos de la conciencia --visiones, sonidos, sensaciones, emociones, e incluso pensamientos-- conforme surgen y se van.
9. No se caiga.
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