10 de agosto de 2011

Tuvimos miedo, pero ya no

El pediatra revisó a Loana y nos dijo que no era varicela. Para empezar, las ronchitas de varicela invariablemente se vuelven pústulas, como ampollas, llenas de líquido infeccioso, y se revientan con suma facilidad, no como las que le salieron a mi beba que además, para cuando llegamos con el doc ya se le habían desvanecido la mitad. Esas pústulas, una vez reventadas se secan, y quedan costritas, las cuales tras un tiempo se caen, y ya queda uno libre del virus ese que provoca la tan temida varicela. Temida porque según esto, si mi musa se contagiara la enfermedad hasta cierto punto inofensiva para los niños, podría ocasionarle un aborto espontáneo, o enfermedades y discapacidades muy severas al bebé, como la ceguera, u otras broncas cerebrales. Total que aún cuando las posibilidades de que mi amada se contagiara son mínimas, pues a ella de chica le dio la enfermedad, estábamos los dos con el yisus en la boca cuando pensamos que nuestra pequeña estaba enferma. El pediatra nos comentó que las probabilidades de que Loana se enferme son también mínimas, pues hace como seis meses le pusimos la vacuna contra la varicela. Aún así, sugiere ponerle un refuerzo como en otros seis meses para reducir aún más las posibilidades.

No hay comentarios.: