Darle a la muerte su parte
La gente experimenta frecuentemente una pérdida de sentido siempre que sienten una pérdida de su individualidad. Por ejemplo, a la hora de la comida, en el vestíbulo lleno de gente de una torre de oficinas, podría impresionarnos la existencia de tanta gente similar a nosotros. Todos ellos están preocupados por sus familias, sus vidas sexuales, su vestimenta, y sus carreras, tal y como nosotros lo estamos. De ningún modo importante somos nosotros diferentes de todos los demás. Podemos algunas veces sentir ese no ser especiales como una falta de sentido.
Sin embargo, debemos rebatirle a esta sensación. Si lo que estamos haciendo con nuestras vidas de verdad importa, entonces el hecho de que otros están haciendo lo mismo no hace que nuestra vida valga menos la pena. Simplemente no importa para el sentido de nuestra vida que las vidas de los otros sean similares. Si sus vidas también son significativas, entonces mejor para ellos.
Aún así, la ausencia de sentirse especiales plantea un problema importante. Los psicoterapistas existenciales ha descubierto que mucha gente se defiende a sí misma de su ansiedad respecto a la muerte negando su realidad. La negación, como mecanismo de defensa, toma dos formas: la primera, gente que frecuentemente cree, de modo profundo e inexplicable, que son de algún modo casi mágico especiales y que, aunque todos los demás morirán, ellos no. La segunda, y tal vez junto con la primera, se da en gente que frecuentemente tiene una creencia subyacente en un salvador de último momento, el cual llegará a salvarlos mágicamente del destino de todos los demás.(Yalom 1980)
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