4 de agosto de 2011

Es un demonio y es un amor

Loana está más carismática y elocuente que nunca, y también más berrinchuda y pellizcona. Sabe el tono de voz que debe hacer para enternecernos a su mamá y a mí, y pareciera que cada que nos colma la paciencia lo entiende y pronuncia alguna nueva palabra que nos deja maravillados y felices de sus avances en la adquisición del lenguaje. Pero eso sí, ella no tienen ninguna paciencia. Si la contrariamos en algo, si la levantamos cuando quiere seguir caminando o la ponemos en el piso cuando quiere seguir en nuestros brazos, inmediatamente recurre al llanto, y si eso no da resultados, suelta manazos y pellizcos difíciles de imaginar (por su fuerza) en una bebé de 21 meses.

Por otro lado, como también se acerca el nacimiento del siguiente vástago, la tensión está subiendo. Imaginar acá a un nuevo chamaco y a Loana súper chípil y exigente, hace que desde ya esté sufriendo. Creo que tener hijos, sobre todo a esta edad, con la intención de educarlos por las buenas, hace que uno se arme de paciencia y resignación. Ojalá que mi pequeña reciba bien a su hermanito, y que se lleven bien al menos durante la infancia; ya en la pubertad/adolescencia que se agarren de las greñas, pero en esta etapa tan delicada que se viene no nos vendría mal que Loana se portara bien. Mientras tanto he estado leyendo revistas de Bbmundo, y creo que periódicamente sacan el tema de los berrinches y de cómo controlarlos; imagino que el éxito de los papás que intentan controlar los arrebatos de sus hijos es nulo, por lo que siempre vende bien una solución (por más falaz que sea) a ese problema. Yo ya intenté todos los trucos sugeridos sin resultados convincentes. He desarrollado mucha paciencia y tolerancia, pero esas no son soluciones, sino consecuencias. Hay momentos en los que me pongo en su lugar, se frustra, no sabe expresarlo de otro modo, no tiene ninguna paciencia, entonces es lógico que actúe como actúa. Pero lo mejor es que después del berrinche se me acerca, señala al frutero y dice Tápano (plátano), y le pregunta su mamá: "¿de qué color es?", y Loana responde "Abillo", y quien está mas cerca la carga y la abraza, y le da un beso, y ella también abraza, y da palmaditas, y dice: "abasho".

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