En la introducción de The God Delusion, Richard Dawkins empieza contando la historia de su esposa, y de cómo en su infancia odiaba la escuela a la que iba, y mucho más tarde en su vida lo platicó con sus papás, ante lo cual la suegra de Dawkins le preguntó a su hija que porqué nunca se lo había hecho saber, y esta le respondió (aprox): "pero mamá, yo no sabía que se podía".
Empieza así su libro porque, dice, ese es el motivo de que mucha gente no abandone la religión en la que se crió, es que "no saben que se pueda", nunca lo han puesto en duda, no son muy religiosos, no creen tanto aunque tampoco lo cuestionan (cuestionarlo es un poco como un sacrilegio), no van "religiosamente" a la iglesia, ni se confiesan, ni cumplen con los ritos propios de cada ocasión. Pero siguen siendo parte de un grupo que comparte en mayor o menor medida algunas tradiciones y ceremonias.
Últimamente me he encontrado con mucha gente, compañeros del trabajo, personas con las que chateo, o con quienes comento en el facebook, o familiares, que están en una situación similar, son parte del rebaño pero no lo creen todo ni cumplen con todas las reglas y restricciones impuestas por la jerarquía de su grupo religioso. Y eso me ha llenado de esperanza, en el sentido de que Dawkins tiene razón, mucha gente sólo necesita argumentos sólidos y contundentes para salir de ese círculo vicioso de ignorancia voluntaria y creencia en historias ridículas sin cuestionarlas para nada.
Así pues, estimado lector, si eres más o menos religioso, no crees tanto, vas por costumbre a la iglesia, por acompañar a alguien más creyente, pero tú mismo no tienes una fe inquebrantable; cómprate el de El espejismo de Dios, de Richard Dawkins. Por mi parte intentaré comprar tantas copias como pueda y repartirlas entre mis seres cercanos que se han confesado poco entusiastas con respecto al tirano de Dios.
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