28 de enero de 2012

Los ateos y el enojo (2 de 6)

Esta es la segunda parte del listado de agravios por el que Greta Christina (y yo con ella) está enojada con la religión. Fragmento que extraje de esta entrada de su blog

Estoy enojada de que tomó hasta 1961 para que se le diera el derecho a los ateos de ser parte de un jurado, de testificar en la corte, o de tener cargos públicos en cualquier estado del país.

Estoy enojada de que casi la mitad de los Americanos crea en el creacionismo. Y no en uno genérico del tipo "Dios tuvo algo que ver en la evolución", sino uno estricto, con una tierra joven, del tipo "Dios creó al hombre prácticamente en su forma presente en algún punto de los últimos diez mil años".

Y en ese mismo tema: Estoy enojada de que en juntas directivas escolares a lo largo y ancho de este país se sigan --82 años después del juicio a Scopes-- teniendo que gastar tiempo y dinero y recursos en la lucha para que se enseñe sobre la evolución en las escuelas. Las juntas directivas escolares no están precisamente cargadas de tiempo, dinero y recursos, y cualquiera del tiempo/dinero/recursos que gastan peleando esta estúpida lucha es /tiempo/dinero/recursos que no están gastando en, ya saben, enseñar.

Estoy enojada de que haya mujeres muriendo de SIDA en África y Sudamérica porque la iglesia católica las ha convencido de que usar condones hace llorar al niño Dios.

Estoy enojada de que haya mujeres sufriendo abortos sépticos --o que estén siendo obligadas a tener niños no deseados hacia quienes sienten resentimiento y a los cuales maltratan-- porque las organizaciones religiosas han hecho pasar leyes que hacen que el aborto sea ilegal o inaccesible.

Estoy enojada por lo que le pasó a Galileo. Todavía. Y estoy enojada de que le tomara a la iglesia católica hasta 1992 disculparse por ello.

Me enoja cuando columnistas asesores le dicen a sus turbados corresponsales que hablen con sus padres o ministros o rabinos... cuando no hay absolutamente ningún requisito legal para que los líderes religiosos tengan ningún tipo de entrenamiento en consultoría o terapia.

Y me enoja cuando los líderes religiosos ofrecen consultoría y consejo a gente turbada --consejos sobre sexo, relaciones interpersonales, depresión y estrés, etc. -- sin basarse en evidencias de lo que de hecho funciona o no funciona en los cerebros y las vidas de la gente, sino con base en lo que sus doctrinas religiosas les dicen que Dios quiere para nosotros.

Estoy enojada con los predicadores que le dicen a las mujeres de su rebaño que se sometan a sus esposos porque es la voluntad de Dios, incluso si sus esposos las golpean en momentos de sus vidas.

Estoy enojada de que tantos creyentes vean el rezar como algún tipo de lista del mandado cósmica para Dios. Estoy enojada de que los creyentes recen para ganar eventos deportivos, manos de poker, concursos de belleza, y demás. Como si fueran el centro del universo, como si a dios le importara una mierda quien va a ganar la final de la NCAA --y como si los otros equipos/jugadores/competidores no estuvieran rezando con suficiente vehemencia.

Estoy especialmente enojada de que tantos creyentes vean el rezar como una lista del mandado cósmica cuando se trata de la salud y la enfermedad. Estoy enojada de que tal creencia lleve a la repugnante conclusión de que Dios enferma deliberadamente a la gente para que esta le rece para estar mejor. Y estoy enojada de que le metan esa creencia a niños enfermos y moribundos-- en principio, enseñándoles que si no mejoran, es su culpa. Que no rezaron lo suficiente, o que no rezaron correctamente, o que Dios simplemente no los ama lo suficiente.

Y me enoja cuando otros creyentes insisten en que la lista del mandado cósimca no es acerca de lo que la religión y el rezar se tratan en realidad; que su propia teología sofisticada es el verdadero entendimiento de Dios. Me enoja cuando los creyentes insisten en que la lista del mandado es una falacia de hombre de paja, una forma pasada de moda de religión y de rezar que ya nadie se toma en serio, y que es absurdo que los ateos la critiquen.

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