7 de enero de 2012

Métodos para construir una novela

Me acabo de comprar, o más bien, los reyes me regalaron uno de los últimos libros de Umberto Eco, se titula confesiones de un joven novelista. Sí, joven porque empezó a ser novelista apenas hace treinta y dos años... Su chistín de abuelito pues. En el libro, o bueno, en el primer capítulo, que es el que acabo de leer, titulado "De izquierda a derecha" en alusión a la respuesta que le daba a los periodistas que le preguntaban "Maestro, y usted ¿cómo escribe una novela?", es sobre las varias estrategias que utilizó durante la gestación de sus primeras cinco novelas (Hasta ahora no ha mencionado El cementerio de Praga).

Empieza narrándo un poco su historia como escritor, y luego acota y define lo que él entiende por escritura "creativa", la cual, no sería de su obra crítica y ensayística, sino la ficción. En algún punto se pregunta si era más creativa la escritura de Lacán o de Cervantes. A continuación llega al momento y los motivos que lo llevaron a escribir El nombre de la rosa, y como ha cambiado la percepción de la crítica con respecto a dicho libro, desde opinar que era una obra inspiradísima a especular sobre si Eco habría escrito un programa de computadora que hubiera escrito el libro solo. Finalmente pasa a las técnicas, a la carnita, al modo de prepararse para poner en papel un cuento; y es ahí, con esa información, que uno entiende porqué es que sus novelas están tan bien construidas, porqué tienen la perfección que tienen.

En primer lugar se pone a construir el mundo, pero no sólo a imaginarlo, lo describe, hace planos, bocetos de los rostros de los personajes, en el caso del Péndulo de Foucault, por ejemplo, se estuvo semanas en el Conservatoire des Arts et Métiers con una grabadora registrando cada detalle que le parecía importante, luego hizo su recorrido del Museo a la Place des Vosges, y a la torre Eiffel varias veces, también grabando los detalles que le llamaban la atención. Total que primero construía su mundo y lo recorría y reconocía a la perfección antes de ponerse a escribir en él. Luego explica su concepto de ideas fecundas, es decir la idea central a partir de la cual empieza a trabajar, sigue explicando las restricciones que se generan a partir de las decisiones tomadas con respecto al mundo y la idea fecunda; como ejemplo burdo, si narra desde 1640, no puede haber celulares. Termina el capítulo explicando su doble codificación postmoderna, que tiene que ver con citas intertextuales para eruditos combinadas con la narración perfectamente asimilable y entendible por el público en general.

Y eso es sólo el primer capítulo, qué buena onda que haya Umberto Eco, y que a pesar de ser ya octogenario siga vendiéndonos (iba a poner regalándonos, pero el libro lo tuvieron que pagar los reyes en alguna librería; y sí, ya sé que vale su peso en oro, y no los míseros 240 pesos que pagaron los reyes por él) su conocimiento, ojalá nos dure otros veinte así de bien, así de lúcido, y que siga con su tarea de verdadero gigante intelectual.

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