Esta es la tercera parte del listado de agravios por el que Greta Christina (y yo con ella) está enojada con la religión. Fragmento que extraje de esta entrada de su blog
Me enoja cuando los creyentes usan tragedias terribles y empapadas de dolor ya sea como oportunidades para tocar sus trompetas y hablar de lo hermosos que son su Dios y su religión... o como oportunidades para atacar y satanizar a los ateos y laicos.
Estoy enojada con la maestra de escuela dominical que le dijo al artista de historietas Craig Thompson que no podría dibujar en el cielo. Y estoy enojada de que lo dijera con la total convicción de la autoridad... cuando de hecho no tenía bases de ningún tipo para hacer esa aseveración. ¿Cómo demonios iba a ella saber cómo era el cielo? ¿Cómo podía saber que se puede cantar en el cielo pero no dibujar? ¿Y porqué diablos le dirías algo tan aplastante y descalificador a un niño talentoso?
Estoy enojada de que la madre teresa tomara su sufrimiento y desesperación personal por la pérdida de su fe en Dios, y la convirtiera en una obsesión que la llevó a tratar el sufrimiento como un hermoso regalo de Cristo para la humanidad, un ofrecimiento hermoso de la humanidad a Dios, y una parte necesaria en la salvación espiritual. Y estoy enojada de que esa obsesión la llevara aparentemente a ofrecer cuidados médicos y métodos de alivio del dolor grotéscamente inadecuados en sus hospitales y hospicios, en esencia llevando su crisis de fé personal a millones de personas desesperadamente pobres y desposeídas.
Estoy enojada con el administrador de la iglesia presbiteriana local que le dijo a su hija adolescente que de hecho no creía en Dios o la religión, pero que esta era importante para seguir con su trabajo porque sin religión no habría moral en el mundo.
Estoy enojada de que tantos padres de familia y líderes religiosos aterroricen a los niños --los cuales, a) tienen cerebros cableados para confiar en los adultos y creen lo que se les dice y b) tienen una mente muy literal-- con historias vívidas y traumantes de fuego y torturas eternas y así asegurarse de que estarán demasiado asustados para siquiera cuestionar la religión.
Estoy más enojada cuando los líderes religiosos le dicen explícitamente a los niños --y a los adultos, por lo demás-- que el hecho de cuestionar la religión y la existencia del infierno es un pecado despreciable, uno que les garantizará que el infierno es donde acabarán.
Estoy enojada de que a los niños la religión les enseñe a odiar y temer a sus cuerpos y a su sexualidad. Y estoy particularmente enojada de que la religión le enseñe a las niñas a odiar y temer su feminidad, y de que a los niños homosexuales la religión les enseñe a odiar y temer su homosexualidad.
Estoy enojada por la niña musulmana en la escuela pública a la que le fue dicho --por su maestra con sueldo pagado con los impuestos, en escuela pública-- que las barritas rojas en los bastones de dulce navideños representaban la sangre de Cristo, que ella tenía que creer y ser salvada por Jesucristo o que estaría condenada al infierno, y que si no lo hacía, no había lugar para ella en su salón de clases. Y estoy enojada de que le dijera que no volviera a su clase cuando no se convirtió.
Estoy enojada --furiosa-- con los sacerdotes que abusan de niños y les dicen que es la voluntad de Dios. Estoy furiosa con la iglesia católica que conscientemente, deliberadamente, repetidamente, por años, actuó para protejer a sacerdotes que abusaban de niños, y concientemente y deliberadamente actuaron para mantenerlo en secreto, situando la reputación de la iglesia como una prioridad mayor que, con una chingada, el que no se abusara de los niños. Estoy fúrica de que la iglesia esté ahora intentando argumentar, en la corte, que proteger a sacerdotes pederastas de ser enjuiciados, y barajar a esos mismos sacerdotes de diócesis en diócesis para que puedan abusar de niños en comunidades totalmente nuevas que aún no sospechan de ellos, es una forma constitucinalmente protegida de expresión religiosa.
Estoy enojada respecto al 9/11
Y estoy enojada de que Jerry Falwell le echara la culpa del 9/11 a paganos, personas pro-aborto, feministas, gays y lesbianas, la ACLU y a la gente en pro del modo Americano. Estoy enojada con la teología de un Dios iracundo que ejerce su venganza en contra de los paganos y pro-aborto enviando musulmanes radicales para volar a un edificio lleno de secretarias y banqueros de inversiones. Esa fue una teología sostenida por un líder religioso poderoso y ampliamente respetado, con millones de seguidores.
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