Ahora que he estado leyendo el Ulisses de Joyce, se me ocurren nuevas formas de escribir. Me doy cuenta de mi manía explicadora: normalmente me aferro a lograr algo concreto en cada párrafo. Por concreto quiero decir, que delimito una idea y trato de lograr que el enlace interno sea claro, y si hay enlace externo también. Por "claro"... Tal vez no sea tan exhaustivo pero se entiende la idea.
En Joyce los personajes hablan y piensan inventando, mientras se describen los entornos y a sus interlocutores íntimamente. El mundo exterior creado por un monólogo individual contextualizador intercalado por diálogos. Claro, tarea fácil, ir escribiendo los pensamientos originarios, intermedios y derivados, conforme vayan saliendo. Pero no cualquier pensamiento, no. El pertinente más bien.
Eg. Esos vecinos no saben lo que hicieron cuando adoptaron a su cachorra de rottweiler. ¡No!, ¡no!, ¡no!, se oye a cada rato por la ventana, lo mismo que ¡fuera!, ¡largo!, ¡que noooo! Unos salvajes, el otro día por morderlo, su dueño le puso una madriza, si los animales guardan rencor los idiotas correrán peligro cuando crezca. Diana mientras tanto chatea, parece que la conversación está entretenida. Su risa es tan seductora, me deleito sabiendo que fui el único que la oyó reir porque sus interlocutores sólo ven el texto. Meter a un animal de esos en un patiecito de tres por tres y además pensar que se estará en paz y no destruirá lo que encuentre a su paso, es propio de citadinos ignorantes. Hay café y comida listos, creo que es hora de ir con mi musa.
No me salió.
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