5 de marzo de 2008

Leer juntos

Diana está organizando todo en su nueva oficina, se llevó muchas cosas con las que estaba trabajando y trabajará, y ahora el aspecto del departamento es más despejado. Nos hemos estado leyendo El péndulo de Foucault y estamos picadísimos, vamos en el momento en que entran a casa de Aglié y presencian (cortina de por medio) la discusión entre Bramanti y Pierre.

Cuando era chiquito, mi papá me contaba cuentos del fantasma Ticco, después, creo que cuando se le acabaó la imaginación, me leía. Recuerdo un libro magnífico de un pajarito que madura a trancazos en la vida y sigue vivo y amoroso hasta el final desgarrador. Otro de un trio de vagabundos desertores de alguna batalla, los cuales viven aventuras provocadas sobre todo por su torpeza y estupidez. También recuerdo que mi papá pensaba que me aburriría y dormiría, y cuando se desengañaba con respecto a mi sueño se enojaba conmigo y se iba.

La lectura compartida es sublime. Me fascina cuando D me lee, y me encanta leerle. Creo que es una de las actividades que nos unen. Próximamente leeremos a Nietzche, a ver qué tal nos va.

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