Aprovechando la ciudad durante los días de la semana santa. Acompañé a D a ver el Museo Interactivo de Economía (el MIDE), está en un casonón restaurado del centro, que fue convento, hospital y vecindad, entre otros usos. El recorrido tenía curiosos saltos históricos de la colonia al porfiriato, un grabado de los bethelemitas y luego una tienda de ropa principio de siglo XX. Nos explicaron que las monjas rentaban espacios comerciales que daban a la calle, pero ¿qué no las monjas había sido durante la colonia? Poco antes nos mostraron un estudio fotográfico de época, aunque era una reconstrucción de algo que nunca hubo en el edificio. Nos explicaron que los estudios como ese estaban en su tiempo en otra calle del centro.
Los dos siguientes pisos son interactivos, vimos ilustraciones por todas partes y se podían apretar botones, ver videos y escuchar audios. En el último piso tienen también una gran colección de numismática, con monedas y billetes que se usaron en méxico desde que se tiene registro (hay hasta un grano de cacao). Y al fondo del pasillo con las colecciones, un cuarto donde se explica el diseño y la impresión de los billetes. Interesantísimo todo, excepto por la tendencia general de ese discurso apologista del mercado, que incluso lo pinta como un sistéma predecible y benévolo.
Después de eso fuimos a cumplir con nuestro deber económico y consumimos una rica cena con clericot en el Fondue Haus de Altavista. Su sopa de cebolla está riquísima, y el Tapoulé no se diga. Luego, ya en casa, seguimos conversando exquisitamente de toda clase de cosas hasta muy tarde.
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