29 de diciembre de 2010

Cuidando a Loana

Anoche no escribí. Hoy no fui a trabajar y me quedé cuidando a Loana (previa negociación de un par de días de vacaciones). Loana es una bebé muy linda. Es incorruptible: no se deja convencer de dejarme dormir otro ratito, ni de dormirse ella otro ratito, ni aunque le de su leche, jugo, o algún muñeco de sus preferidos. No, ella quiere sacarme de la cama por lo que habla, se queja, grita, protesta desde su cuna, y si se diera el caso de que estuviera en la misma cama que yo, se pone a picarme los ojos, a encimárseme en la cara, a empujarme hacia el borde de la cama mientras ejercita sus habilidades para pararse. Es inengañable: si le queremos dar gato por liebre se da cuenta instantáneamente y pasa inmediatamente a la ofensiva. No sólo eso, sino que además desconfía minuciosamente a partir del intento de engaño. De modo que tratar de darle queso manchego en lugar de oaxaca, o puré de papa en lugar de pastita, o tortilla de maís en lugar de trigo, a la hora de comer, o mezclar los ingredientes anteriores, es una declaración de guerra y ella siempre gana. Y como siempre gana, es mejor estar con ella todo el tiempo, y reaccionar cuando ella me necesita, por lo que ahora mismo debo ir para que juguemos juntos.

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