Cuando nos hacemos la pregunta, "¿Cuál es el sentido de la vida?" creemos que la respuesta será una que sea cierta. También confiamos en que entender la respuesta hará una diferencia para nosotros; tenemos esperanzas de que nos hará sentir mejor respecto a nuestra vida, menos desesperación y más felicidad. Sin embargo, la respuesta a nuestra pregunta y el estado de nuestros sentimientos son cosas distintas. No respondemos a la pregunta tan sólo logrando tener los sentimientos adecuados; todo lo que hacemos es reducir la urgencia que sentimos. Responder a la pregunta es un asunto no sólo de psicología, sino también de filosofía.
Esto no quiere decir que los sentimientos carezcan de importancia. Aunque obtener la respuesta correcta es algo primario, la respuesta aún debe importarnos a nosotros. No es suficiente que nuestras vidas sean significativas en algún sentido objetivo. También es importante que nuestra vida sea significativa para nosotros. Una buena respuesta debería ser algo que nos importe, algo que nos enganche en un nivel emocional.
El problema del sentido de la vida nos enfrenta al principio, a la mitad, y al final de nuestras vidas adultas. En nuestra adolescencia y temprana juventud, la búsqueda tiene una urgencia especial porque, para vivir nuestras vidas, debemos encontrar un trabajo significativo, ideales significativos, y relaciones significativas. En la madurez, con expriencia vivida de las elecciones que hicimos, debemos reevaluar y cambiar. Finalmente, hacia el final de nuestras vidas, debemos ver hacia atrás, con suerte sintiendo cierta satisfacción respecto a cómo hemos vivido.
Siendo jóvenes adultos, la mayoría de nosotros queremos una respuesta simple al problema del sentido. Queremos encontrar el sentido de la vida; queremos descubrir una única realidad que responda a todas nuestras preguntas. Algunas personas creen que la respuesta yace en la búsqueda de experiencias disfrutables. Otros creen que está en la comodidad envolvente y el éxtasis del amor romántico. Otros más creen que, despues de una larga meditación y disciplina espiritual, descubrirán una realidad convincente en última instancia. Creen que su conciencia se fijará en esa realidad de un modo que guíe sus vidas por completo.
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