Ayer vi el documental de wikileaks, y hay una escena que me dejó en shock y sigue hechizándome y doliéndome en lo más hondo. Se trata de una niña que camina hacia la cámara, ensangrentada, llorando... No entiendo a quien pretenda justificar esa barbarie. Creo, sinceramente, que wikileaks hace bien en evidenciar a E.U. Sé que ni todo mi coraje ni mis ansias de venganza, ni siquiera todo mi cariño, o ganas de darle mi cariño a esa nena, van a compensarla por el daño que le hicieron los malditos storm-troopers gringos. Sé que si un día alguna bomba explota, y de verdad la pusieran fundamentalistas musulmanes (creo que de cada 10 atentados, uno, y por lo general el menos profesional y menos destructivo, es perpetrado por venganza mientras que los otros nueve son autoatentados), no pensaría que qué poca madre, ni los condenaría, pues entiendo el daño que han sufrido esas personas a manos de los soldados americanos. Vi la escena como por las doce del día. Cuando llegué a casa y vi a Loana la abracé, lloré, y le prometí defenderla siempre... No sé cómo, pues yo no soy un asesino y no sabría enfrentar a los marines, y tal vez nunca suceda de este lado del mundo, en el patio trasero, pero el coraje y la angustia que me dejó esa foto me hace pensar que tendría que estar desarrollando alguna estrategia de defensa, y no nomás estar ahí a la expectativa. Ya son las cinco de la mañana y sigo traumado, esa escena se me mete a cada pensamiento...
En fin, aquí está la foto, ojalá que a ti, lector, también te sacuda.
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