Faltan nueve días para acabar el año. Si todo sale bien y no ocurre alguna desgracia, este será otro año completo en cuanto a posts. Con el que saldrá el 31 de diciembre habré escrito o traducido desde que inicié esta locura bloggera, 1277 posts. Y como ya acabé la pre-traducción de los primeros cinco capítulos de Una guía para los sin Dios, cuyas partes se proyectan hasta el 30 de enero de 2012, creo que seguiré bloggeando al menos durante todo 2011. Me gustaría tener otra traducción igual de larga que abarcara todo el año (Tal vez empiece con la segunda parte de Parecon), de modo que pudiera también ponerme a escribir un texto largo de ficción en los días que ya tenga el contenido listo. Mientras tanto, escribiendo que es gerundio...
En cuanto a mi hermosa beba, ya prácticamente camina. Ya se suelta del apoyo que tenga, y da unos tambaleantes pasitos sola, hasta donde quiera llegar y pueda volverse a apoyar o hasta que se cae de sentón o de frente. Por lo general si se va de frente hay llanto, mientras que el sentón lo aborda de diferentes modos: si cayó cerca de algún objeto en el que apoyarse, vuelve a pararse; pero si cayó lejos de cualquier elevación, en el descampado, gatea hasta donde pueda usar alguna cosa para levantarse. Es cada vez más ágil y precisa con las manos, súper juguetona, y despierta. Me encanta verla crecer y aprender, y pasarse de viva con su mami y conmigo.
En el otro lado de la moneda están los temores, ya dejamos atrás el de muerte en cuna, por ejemplo, pero ahora se asoman en el horizonte la gran movilidad que está adquiriendo ante la que no va a haber límites que valgan. Se va a poder meter adonde quiera, tomar lo que quiera, meterse a la boca lo que quiera, y no vamos a poder hacer mucho... Ayer por ejemplo, vio una bolsa de pañales y se puso a jugar con ella, y en un santiamén la mordió y le arrancó un pedazo de plástico; yo estaba ahí y pude sacárselo de la boca, pero esa fue una advertencia de sus nuevas capacidades.
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