Resulta que mi amada tomó la decisión desde hace unos meses de que hasta que Loana no tuviera una movilidad que nos obligara a dormirla en su cuna, se dormiría en nuestra cama, de modo tal que en cuanto nuestra pequeña se despertara en la madrugada con hambre o incomodidad por un pañal mojado, la atendiéramos de inmediato ya sea enchufándola a su chichi o cambiándola. Cuando Loana tenía 3 meses de edad, todavía cabíamos en la misma cama los tres, sus papás de lado, en las orillas, incómodos, pero ahí íbamos medio durmiendo. Como por el cuarto mes, sin embargo, Loana se empezó a dormir desparramada con los brazos y las piernas abiertos ocupando casi el mismo espacio (lateralmente) que un adulto. Así fue como empecé a dormirme en la otra recámara, dejando a mamá e hija juntas hasta nuevo aviso, con la promesa de que en cuanto me necesitaran yo acudiría al rescate y al servicio.
Hoy en día, nuestra beba ya casi está en el momento en que tendremos que meterla inexorablemente tras las rejas de su cuna, pues ya gira sobre si misma y no tarda en empezar a gatear. Pero mientras tanto, con la dentición y la gripe en curso, la pequeña se ha despertado en un grito durante las madrugadas y su mamá ya cansadísima, me pidió que la relevara, una noche yo y una ella, para que de ese modo mi amada también pueda descansar. Tras la primer noche que me quedé con la bebé (de lunes a martes), por la mañana tanto mi musa como yo estábamos totalmente agotados y sin haber descansado. ¿Por qué?, pues porque apenas se despertaba nuestra criaturilla, milésimas de segundo antes de que yo le pusiera el biberón en la boca y le revisara el pañal y le diera sus caricias tranqulizadoras, mi compañera ya estaba en la puerta de la habitación supervisando los cuidados que yo le daba a nuestra hija. Total que mi amada no pudo deslindarse y soltar, dejar ir, y así ella tampoco pudo descansar.
Supongo que tras esta experiencia seguirá siendo ella la que cuide a Loana por las noches. Ultimadamente, ahora que Loana se quede en su cuna y yo vuelva al lecho conyugal, ya veremos cómo nos turnamos...
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